De cómo Somerset fue invadido por Cornualles y de cómo se levantó la maldición de Grantham.
Aquel año el viejo rey de Somerset murió debido a su avanzada edad. Su hijo, el nuevo rey, envió un heraldo a Sarum. Sus exploradores informaban que el ejército de Cornualles se estaba preparando para atacar Somerset este verano y solicitaba ayuda de sus aliados. El Consejo decidió apoyar al nuevo rey de Somerset y prometió enviar ayuda.
La visita anual del Príncipe Cynric de Wessex para demandar tributo terminó rápidamente con una negativa cortés del Consejo, lo que provocó el enfurecimiento del sajón.
También recibieron la visita de un emisario del Rey Nanteleod: un irlandés de nombre Sir Lak de Estregales. Sir Lady Astrid y Sir Baelor lo conocián de años atrás, cuando era escudero del entonces príncipe Dirac. Tras los debidos saludos, Sir Lak comentó que el Rey Nanteleod deseaba atravesar Salisbury el siguiente año al frente de una gran congregación de duques, condes y barones para atacar a los sajones de Essex. Solicitaba permiso al Consejo para atravesar el condado de Salisbury. Frente al auge de poder que Nanteleod había obtenido y lo justo de su causa, el Consejo garantizó el derecho de paso al ejército del poderoso Rey.
Sir Uffo, hijo del Duque Ulfius, trajo inquietantes noticias referentes al nuevo rey de Somerset. Según el informe de un agente de su confianza el anterior rey fue envenenado por su hijo, lo que le convertía en un traidor y un parricida, maldito a los ojos de Dios. Sir Uffo anunció la voluntad de su padre de no ayudar al nuevo rey y aconsejó al Consejo para que se abstuviera de hacerlo de también. El Consejo se mostró dividido. A tenor de estas nuevas noticias parte del Consejo cambió de idea prefiriendo dejar a Somerset a su suerte frente al Rey Idres de Cornualles. Otra parte abogó por mantener unida la precaria alianza de Logres, hacer de tripas corazón y combatir juntos la expansión de Cornualles, argumentando que en un futuro, tal vez el mismo Salisbury fuera atacado y necesitarían a todos los aliados posibles. Tras un intenso debate y votación, el Consejo decidió,a pesar de las acusaciones que pesaban sobre el nuevo rey, ayudarle e intentar conseguir el apoyo de los otros aliados.
Sabiendo que si conseguían convencer al Duque Ulfius, el resto de regiones serían más proclives a ayudar, Sir Lady Astrid, Sir Baelor, Sir Obon y Sir Lady Eloísa viajaron a Silchester, donde fueron atendidos por un receloso Duque, poco dado a claudicar de opinión. Sir Lady Astrid, argumentando el bien común de Logres frente a la amenaza de Cornualles, convenció al Duque de ayudar a Somerset tras un inspirado discurso.
Con el compromiso de Silchester, el Consejo envió a Sir Lady Denali a Dorset y a Sir Lycus a Marlborough y los señores de ambas regiones se comprometieron a respetar la alianza y mandar tropas en ayuda de Somerset.
Así, el ejército aliado de las tierras interiores de Logres acudió en ayuda del nuevo Rey de Somerset, un hombre flaco y adusto, seco en el trato, que agradeció la ayuda de sus aliados de forma escueta.
"Un hombre seco, ¿eh? Y eso que vive en un pantano." - Sir Baelor, haciendo gala de su proverbial sentido del humor.
El Consejo de Sarum reune a los aliados de las tierras centrales de Logres
para repeler la invasión córnica en Somerset, aunque son derrotados.
Sir Lady Astrid, Sir Baelor, Sir Aedan y Sir Lady Denali se extravían
en el Bosque Salvaje, donde Sir Lady Denali pierde la vida.
Sir Obon, mientras tanto, levanta la maldición de Grantham
y se convierte en su nuevo señor.
Aquel año el viejo rey de Somerset murió debido a su avanzada edad. Su hijo, el nuevo rey, envió un heraldo a Sarum. Sus exploradores informaban que el ejército de Cornualles se estaba preparando para atacar Somerset este verano y solicitaba ayuda de sus aliados. El Consejo decidió apoyar al nuevo rey de Somerset y prometió enviar ayuda.
La visita anual del Príncipe Cynric de Wessex para demandar tributo terminó rápidamente con una negativa cortés del Consejo, lo que provocó el enfurecimiento del sajón.
También recibieron la visita de un emisario del Rey Nanteleod: un irlandés de nombre Sir Lak de Estregales. Sir Lady Astrid y Sir Baelor lo conocián de años atrás, cuando era escudero del entonces príncipe Dirac. Tras los debidos saludos, Sir Lak comentó que el Rey Nanteleod deseaba atravesar Salisbury el siguiente año al frente de una gran congregación de duques, condes y barones para atacar a los sajones de Essex. Solicitaba permiso al Consejo para atravesar el condado de Salisbury. Frente al auge de poder que Nanteleod había obtenido y lo justo de su causa, el Consejo garantizó el derecho de paso al ejército del poderoso Rey.
Sir Uffo, hijo del Duque Ulfius, trajo inquietantes noticias referentes al nuevo rey de Somerset. Según el informe de un agente de su confianza el anterior rey fue envenenado por su hijo, lo que le convertía en un traidor y un parricida, maldito a los ojos de Dios. Sir Uffo anunció la voluntad de su padre de no ayudar al nuevo rey y aconsejó al Consejo para que se abstuviera de hacerlo de también. El Consejo se mostró dividido. A tenor de estas nuevas noticias parte del Consejo cambió de idea prefiriendo dejar a Somerset a su suerte frente al Rey Idres de Cornualles. Otra parte abogó por mantener unida la precaria alianza de Logres, hacer de tripas corazón y combatir juntos la expansión de Cornualles, argumentando que en un futuro, tal vez el mismo Salisbury fuera atacado y necesitarían a todos los aliados posibles. Tras un intenso debate y votación, el Consejo decidió,a pesar de las acusaciones que pesaban sobre el nuevo rey, ayudarle e intentar conseguir el apoyo de los otros aliados.
Sabiendo que si conseguían convencer al Duque Ulfius, el resto de regiones serían más proclives a ayudar, Sir Lady Astrid, Sir Baelor, Sir Obon y Sir Lady Eloísa viajaron a Silchester, donde fueron atendidos por un receloso Duque, poco dado a claudicar de opinión. Sir Lady Astrid, argumentando el bien común de Logres frente a la amenaza de Cornualles, convenció al Duque de ayudar a Somerset tras un inspirado discurso.
Con el compromiso de Silchester, el Consejo envió a Sir Lady Denali a Dorset y a Sir Lycus a Marlborough y los señores de ambas regiones se comprometieron a respetar la alianza y mandar tropas en ayuda de Somerset.
Así, el ejército aliado de las tierras interiores de Logres acudió en ayuda del nuevo Rey de Somerset, un hombre flaco y adusto, seco en el trato, que agradeció la ayuda de sus aliados de forma escueta.
"Un hombre seco, ¿eh? Y eso que vive en un pantano." - Sir Baelor, haciendo gala de su proverbial sentido del humor.
El ejército aliado de Logres, compuesto por doscientos setenta caballeros y mil doscientos noventa soldados, se enfrentó al ejército córnico a las afueras de la ciudad de Wells. Lo integraban quinientos caballeros y mil soldados al mando del príncipe Mark de Cornualles.
A pesar de la desventaja numérica, nuestros caballeros afrontaron la batalla con optimismo, confiando en el conocimiento del terreno que disponía Somerset para vencer al enemigo. Desgraciadamente pronto descubrieron que los caballeros provenientes de la bretaña francesa eran unos enemigos poderosos y la primera carga devastó las filas britonas, causando estragos entre nuestros caballeros. Sir Baelor, como siempre al mando de su Lanza, recibió un terrible golpe que lo incapacitó para el resto de la batalla. Sir Lady Astrid tomó el mando, pero la veterana caballera no consiguió imponer el orden en su unidad y combatieron desorganizados toda la batalla. Al anochecer ambos ejércitos se retiraron y pasaron la noche preparándose para un nuevo asalto al día siguiente. Ni Sir Baelor ni Sir Obon, éste último malherido por varios lanzazos de infantes, podrían combatir y el ánimo era sombrío en el ejército aliado.
El ruido de la primera carga saludo al sol de la mañana con el piafar de los caballos, los gritos de los hombres y el crujido de las armaduras. Una vez más los córnicos se impusieron a los britanos en ésta carga y marcaron el resultado de la batalla. Sir Lady Eloísa fue capturada por manos de un caballero bretón y, tras horas de desesperada lucha, el Duque Ulfius se vió obligado a tocar retirada.
"¿Qué ha pasado? Hemos... hemos ganado, ¿verdad?" - Sir Obon, al recuperar el sentido.
Debido al gran número de bajas que habían recibido -entre ellos Sir Bennem, que había muerto de forma heroica enfrentándose a tres caballeros -, el ejército aliado se disolvió, dejando a Somerset sólo frente a los córnicos. El ejército del príncipe Mark invadió Somerset y asedió Wells, tomándola tras un largo asedio. El Rey de Somerset se retiró a las marismas de su región prometiendo una dura resistencia al invasor.
Tras varios meses Sir Lady Eloísa fue liberada y pudo regresar a Sarum. Tras reunirse con sus amigos Sir Aedan el Bello anunció a los compañeros que pretendía viajar a Grantham, un señorío del Bosque Salvaje, parar encontrar a la vieja Maggie. La Dama del Castillo del Rey Salvaje le había dicho que tal vez la anciana pudiera ayudarle a desterrar a la Annis Negra que atemorizaba sus tierras. Sir Lady Astrid, Sir Baelor, Sir Obon, Sir Lady Denali y Sir Lady Eloísa decidieron acompañar al caballero.
Así nuestro caballeros viajaron a Medbourne, el señorío de Sir Aedan. Allí se abastecieron para internarse en el Sendero Susurrante, el cual les llevaría a Grantham. En fila de a uno, recorrieron el estrecho sendero durante un día entero y acamparon para pasar la noche. A las pocas horas, varios pares de ojos rojos se materializaron en la espesura y se acercaron hacia el campamento de los caballeros. Al aproximarse Sir Lady Astrid y Sir Baelor recordaron a los Perros Negos que les atacaron el año que escoltaron a Merlín fuera de Britania.
Sir Aedan y Sir Lady Eloísa sintieron el acerado frío del miedo en la espina dorsal y retrocedieron hacia la seguridad del fuego. El resto de caballeros se mantuvo a la expectativa con las armas desenvainadas. Los Perros les observaron desde cierta distancia con sus terrible ojos rojos, como evaluándolos, y finalmente prosiguieron su camino rodeando el campamento de los caballeros.
El siguiente día transcurrió tranquilo pero al llegar la noche una espectral figura se acercó al campamento. Alta y esquelética, blanca como el hueso y con la promesa de la muerte en los ojos: el fantasma de un muerto sin descanso. Los caballeros se arremolinaron frente al fuego prestos al combate mientras los caballos, atados a los árboles, relinchaban asustados por el halo de miedo que exudaba la criatura. Así permanecieron unos largos segundos hasta que el caballo de Sir Aedan se encabritó y se liberó de donde estaba atado, huyendo haciendo la espesura en dirección contraria al fantasma. El resto de caballos, inspirados por el miedo, le siguieron. Finalmente el fantasma se alejó de nuevo hacia la oscuridad y los caballeros se dispusieron a internarse en el Bosque Salvaje para recuperar sus monturas.
Pero Sir Obon, recordando otras malhadadas incursiones en el Bosque Salvaje, no quería abandonar el sendero y ninguno de los razonamientos que los otros caballeros le expusieron le hicieron cambiar de idea.
"Yo no me vuelvo a meter en este bosque maldito ni por todos los caballos del mundo." - Sir Obon, bastante escarmentado.
Y así nuestros caballeros se separaron sin saber que a uno de ellos no lo volverían a ver con vida jamás.
Sir Baelor se internó en la espesura seguido por Sir Lady Astrid, Sir Aedan, Sir Denali, Sir Lady Eloísa y los distintos escuderos, que habían sido abroncados duramente por ésta última por no haber evitado que los caballos escapasen.
A pesar de la pericia en la foresta del experimentado caballero, pronto resultó obvio que el grupo se había perdido en la oscuridad del bosque. Intentando hallar una salida, los días pasaron lentamente. Las pocas provisiones que no se habían perdido con los caballos se agotaron rápidamente, y pronto sólo pudieron comer los exiguos alimentos que Sir Baelor o Sir Aedan obtenían de la espesura.
El cansancio y la ausencia de alimentos debilitó a los caballeros, que vagaron por el Bosque Oscuro sin encontrar la salida. Quizás fue ese cansancio el que empañó los sentidos de Sir Lady Eloísa que, sin advertirlo, cayó al suelo derribada por la embestida de un enorme felino.

Sir Lady Astrid y Sir Aedan intervinieron rápido y cortaron la retirada al primero de los leones, que se marchaba con el cuerpo de Sir Lady Eloísa colgando de sus fauces. Un golpe de refilón de la caballera enfureció a la criatura, que propinó un tremendo garrazo que atravesó la cota de mallas de la curtida mujer, dejándola inconsciente en el suelo. Sir Aedan, viendo la potencia del león, tragó saliva y amagó varios golpes al animal, intentando ganar tiempo y recibir refuerzos. Pero poco a poco se vio superado por la habilidad de la bestia, que lo fue debilitando a base de pequeñas heridas hasta que el caballero quedó a merced de las fauces del león.
Sir Baelor y Sir Lady Denali intercambiaban quites con el segundo león. Tras unos minutos una certera estocada de la mujer atravesó el costado de la criatura, que cayó al suelo malherida. Y justo a tiempo, porque Sir Baelor y Sir Lady Denali llegaron en auxilio de Sir Aedan, que había salvado la vida gracias a la intervención de su escudero Malric, que se desangraba delante del cuerpo de su señor. Sir Baelor ordenó a su escudero que diera a Sir Lady Astrid una de las pociones sanadoras que Sir Aedan llevaba en su petate y se enfrentó codo con codo con Sir Lady Denali a la última de la criaturas que quedaba en pie.
El león rugió con furia, espoleado por el dolor de las heridas superficiales que Sir Aedan le había infligido. Sir Lady Denali y Sir Baelor repitieron la rutina de golpes que había terminado con el otro león, pero esta criatura resultó más astuta y sorprendió a Sir Lady Denali jalándola por el hombro con sus terribles fauces y zarandeándola de lado a lado. Sir Baelor aprovechó la oportunidad y golpeó al león. La bestia dejó a caer a Sir Lady Denali como si fuera un muñeco y rugió enfurecido al caballero con el morro ensangrentado.
Sir Lady Astrid recuperó la consciencia y un latigazo de dolor recorrió su cuerpo. El escudero de Sir Baelor sostenía uno de los viales curativos de Sir Aedan y la observaba con preocupación mientras a pocos metros un ya extenuado Sir Baelor se batía con el león. La mujer, ahogando el dolor, se apoyó en el escudero para levantarse, pero un vahído le hizo doblar la rodilla y caer al suelo de nuevo con las fuerzas justas para observar el combate. Diversas heridas cubrían el cuerpo del veterano caballero que, a pura fuerza de voluntad, apenas conseguía mantener a raya a la bestia. Cuando la mujer logró incorporarse de nuevo y acudir tambaleante en su ayuda, el maltrecho guerrero bloqueó un último garrazo que desplazó su escudo con tal fuerza que le dislocó el hombro y lo derribó al suelo.
Una mareada Sir Lady Astrid, respaldada por los escuderos de Sir Lady Denali y Sir Baelor, se enfrentó de nuevo al león, ahora malherido. El escudero de Sir Baelor atacó temerariamente a la bestia invocando el nombre de su señor y el león se abalanzó sobre él desgarrándole el cuello. Sir Lady Astrid, con la mirada borrosa, aprovechó esa distracción para clavar su espada en la quijada de la criatura, dándole muerte.
Las criaturas habían sido vencidas, pero los escuderos de Sir Baelor y Sir Aedan habían perdido la vida. Sir Lady Astrid atendió las heridas de sus compañeros lo mejor que pudo, pero Sir Baelor y Sir Lady Denali no recuperaron la consciencia. La gravedad de las heridas de éstos últimos hacían temer lo peor a sus compañeros.
Agotados y malheridos Sir Aedan encabezó la marcha. Transportaron a los heridos en parihuelas y lentamente avanzaron por la espesura. Pasaron más días y, cuando casi habían perdido la esperanza, nuestros caballeros se encontraron con una docena de forajidos que habitaba en la zona.
Sir Aedan intervino diciendo que eso no sería sensato, pues podían obtener un generoso rescate si los liberaban. Carcassus dudó, pero aceptó la oferta del caballero movido por la avaricia. Los días pasaron en el campamento de los forajidos mientras la familia de los caballeros reunían la cantidad que los bandidos habían pedido por cada uno de los caballeros capturados.
Aunque Sir Baelor y Sir Lady Denali fueron cuidados por uno de los forajidos, que decía saber algo de quirurgia, el estado de la caballera se fue degradando con los días. Las heridas del cuello se le habían infectado y su cuerpo ardía por la fiebre. Días más tarde la joven mujer sucumbió a la fiebre y expiró, lo que provocó gran dolor en sus compañeros, especialmente en Sir Aedan. El estado de Sir Baelor no era mucho mejor, y Sir Lady Astrid temía que el caballero tampoco sobreviviría
Pero finalmente el rescate fue pagado y los bandidos dejaron a los caballeros en uno de los caminos reales, cerca de donde les estaban esperando diversos miembros de su familia. El Sanador, el hijo que Sir Baelor había recuperado del Castillo del Rey del Bosque Salvaje, atendió las heridas de su padre en Medbourne. Éste se debatía entre la vida y la muerte pero gracias a los cuidados de su hijo recuperó lentamente la salud. Cuando hubieron recuperado las fuerzas suficientes regresaron a Sarum, donde se reencontraron con Sir Obon.
Cuando los caballeros le contaron las aventuras que habían corrido y el amargo desenlace de Sir Lady Denali, éste se mostró muy apenado. Luego le tocó a él contarles qué le había sucedido y les narró una fascinante historia acerca de cómo había entrado en un túmulo y, con riesgo de su vida, había levantado la maldición que pesaba sobre Grantham. Los campesinos residentes le habían aclamado como un héroe y le habían pedido que fuera su señor, a lo que el caballero había aceptado. En el propio Grantham había conocido a la vieja Maggie y, tras resolver un acertijo, ahora sabía qué era lo que tenía que hacer Sir Aedan para acabar con la Annis Negra de una vez por todas.
"Ha sido una lucrativa aventura, Sir Baelor. Mirad, mirad las siete estatuas de oro puro que encontré en el túmulo." - Sir Obon, orgulloso y algo ajeno al dolor sufrido por sus compañeros.
Al final del verano les llegaron noticias. Del algún modo, Sir Bege Belleus, uno de los caballeros ladrones de Rydychan, había conseguido conquistar Tribuit, y ahora este condado era un vasallo de Rydychan. Así mismo los Belleus habían reclutado a numerosos forajidos del Bosque Salvaje, aumentado sus fuerzas. Con el poder de dos condados, los aliados Sajones y el apoyo de numerosos forajidos, Rydychan sólo podía convertirse en una fuente de continuos problemas.
"El Rey Idres marcha desde el oeste. Los sajones vienen por el este. La situación no pinta bien para nosotros. Que los hombres coman bien; vamos a necesitar su fuerza." - Sir Amig en el Consejo, agorero.
Los Caballeros en el 504
Sir Aedan (Edad 27)
Caballero Galés Pagano, Caballero Vasallo, Gloria 2.496
TAM 10 DES 9 FUE 12 CON 17 ASP 18
Habilidades principales: Coquetear 15, Intrigar 16, Equitación 16, Espada 17.
Rasgos y Pasiones famosas: Lujurioso 16, Enérgico 17, Generoso 17.
Posesiones:
- 1 señorío en Tribuit
- Medbourne
- Tesoro: 26 £ y 60 denarios
Sir Baelor (Edad 40)
Caballero Celta Cristiano Britano, Caballero Abanderado, Mariscal de Salisbury, Gloria 12.904
TAM 12 DES 12 FUE 18 CON 11 ASP 9
Habilidades principales: Administración 18, Cazar 19, Batalla 20, Equitación 18, Espada 28, Lanzas 17.
Rasgos y Pasiones famosas: Lujurioso 17, Enérgico 17, Justo 16, Valiente 17, Lealtad (Conde Robert) 17, Amor (familia) 16, Lealtad (Escudos de Sarum) 19.
Posesiones:
- 7 señoríos en Salisbury
- Winterbourne Stoke
- Market Lavington (cedido a Sir Alastor)
- Marston (cedido a Sir George)
- Bodenham (cedido)
- Coombe Bisset (cedido)
- Over Wallop (cedido)
- Chitterne (donado al padre Karras)
- 1 Castillo
- Winterbourne Stoke - Patio y empalizada - VD 5/3 - 10 infantes
- 6 Caballeros Vasallos (Sir Alastor, Sir George y 4 más)
- Tesoro: 191£
Sir Lady Astrid (Edad 40)
Caballera Sajona Cristiana Britana, Caballera Abanderada, Castellana de Vagon, Campeona de Salisbury Gloria 14.307
TAM 12 DES 12 FUE 17 CON 13 ASP 15
Habilidades principales: Administración 17, Juegos 16, Percepción 16, Primeros auxilios 17, Encanto nórdico 18, Equitación 19, Espada 29, Lanza de caballería 17
Rasgos y Pasiones famosas: Mundana 17, Enérgica 18, Generosa 16, Honesta 16, Justo 19, Valiente 19, Lealtad (Conde Robert) 21, Amor (familia) 17, Lealtad (Escudos de Sarum) 20, Lealtad (vasallos) 16, Odio (otros sajones) 17, Preocupación (sus campesinos) 16.
Posesiones:
- 4 señoríos en Salisbury:
- Dinton
- Grately
- Monxton (cedido a Sir Lady Aria)
- Vagon
- 2 Castillos
- Dinton - Zanja y terraplén con foso - VD 4
- Vagon - Patio y empalizada - VD 5/3
- 3 Caballeros Vasallos
- Tesoro: 40 £ y 195 denarios
Sir Lady Denali (Edad 25)
Caballera Celta Pagana Britana, Caballera Mantenida, Gloria 2.983
TAM 11 DES 10 FUE 17 CON 18 ASP 12
Habilidades principales: Oratoria 15, Espada 17
Rasgos y Pasiones famosas: Enérgica 16, Valiente 18, Amor (familia) 16, Odio (sajones) 18.
Posesiones:
- 1 señorío en Salisbury
- Lake
- 1 destrero
- 1 corcel
- Tesoro: 35 £ y 120 denarios
Sir Lady Eloísa (Edad 19)
Caballera Celta Pagana, Caballera Vasalla, Gloria 3.258
TAM 14 DES 10 FUE 14 CON 15 ASP 12
Habilidades principales: Equitación 17, Espada 18
Rasgos y Pasiones famosas: Clemente 16, Enérgica 16, Generosa 16, Modesta 16, Valiente 16, Lealtad (Conde Robert) 16, Amor (familia) 16, Honor 17
- 1 señorío en Salisbury
- Newton
- Tesoro: 41 £ y 85 denarios
Caballero Cristiano Arriano, Caballero Vasallo, Gloria 4.238
TAM 15 DES 9 FUE 18 CON 15 ASP 10
Habilidades principales: Equitación 18, Espada 20, Lanza de caballería 15
Rasgos y Pasiones famosas: Clemente 16, Enérgico 16, Frugal 16, Honesto 16, Valiente 17, Lealtad (Conde Robert) 17.
Posesiones:
- 1 destrero andaluz
- Tesoro: 22 £ y 55 denarios
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