De cómo Sir Lady Astrid, Sir Lady Freya y Sir Baelor participaron en la invasión de las tierras francas y cómo acabaron con la amenaza de unos saltadores de agua en Somerset.
"Unos caballeros de Salisbury participan
de forma clave en el asedio de Bayona y se presentan voluntarios
para acabar con la amenaza de unos peligrosos saltadores de agua."
- Flavio Lucio Dextro, cronista
de forma clave en el asedio de Bayona y se presentan voluntarios
para acabar con la amenaza de unos peligrosos saltadores de agua."
- Flavio Lucio Dextro, cronista
El año empezó en la tradicional corte de Navidad en Sarum, donde acudieron nuestros tres caballeros, Sir Lady Astrid, Sir Lady Freya y Sir Baelor.
Allí Sir Lady Freya entabló relaciones de forma discreta con Sir Bar, un caballero vasallo del Conde Roderick que cedió a los encantos personales de la mujer caballero.
Sir Baelor, agotado tras años de no conseguir ni los favores de Lady Adwen ni el permiso del Conde para desposarla, decidió acercarse a Lady Gwyona a ver si tenía más éxito con otra dama. Sabiendo que era una mujer de fuertes convicciones cristianas (iba a misa cada día), Sir Baelor intentó "comprar" al Padre Lewy, sacerdote del castillo, para que lo convirtiera al cristianismo y que el Pater hablase bien de él a Lady Gwyona. Desgraciadamente a la hora de exponer la cuestión cometió un desliz que causó la indignación del Padre Lewy al "soborno", que se negó a voz en grito a ayudarle en tales cuestiones.
Allí Sir Lady Freya entabló relaciones de forma discreta con Sir Bar, un caballero vasallo del Conde Roderick que cedió a los encantos personales de la mujer caballero.
Sir Baelor, agotado tras años de no conseguir ni los favores de Lady Adwen ni el permiso del Conde para desposarla, decidió acercarse a Lady Gwyona a ver si tenía más éxito con otra dama. Sabiendo que era una mujer de fuertes convicciones cristianas (iba a misa cada día), Sir Baelor intentó "comprar" al Padre Lewy, sacerdote del castillo, para que lo convirtiera al cristianismo y que el Pater hablase bien de él a Lady Gwyona. Desgraciadamente a la hora de exponer la cuestión cometió un desliz que causó la indignación del Padre Lewy al "soborno", que se negó a voz en grito a ayudarle en tales cuestiones.
Sir Lady Astrid buscó la conversación de otros caballeros y se enteró de que Uther, accediendo finalmente a la petición del pretor romano Syagrius, planeaba mandar la mitad de su ejército a tierras de los francos. Sin embargo, existía el temor de que, entretanto, pudiera recibirse un ataque, bien sajón o bien de algún señor britano. Y entre los nombres que se decía que podían cometer tal traición se repetía uno: el del Duque Gorlois de Cornualles. Además, un fiero ejército sajón estaba saqueando el norte y se comentaba que ni siquiera el Rey Lot se atrevía a presentarle batalla.
Tras unas semanas nuestros caballeros fueron convocados de nuevo a Sarum junto con otros señores del condado. El Conde Roderick, tras haber asistido a la Corte Real convocada este año en Winchester, reveló a sus caballeros que el Rey Uther le había dado la posibilidad de elegir entre permanecer en Britania bajo el mando del mismo, o ir al continente bajo el mando del príncipe Madoc. El Conde quiso conocer el consejo de sus caballeros antes de tomar una decisión. Primero habló Sir Baelor, que abogó por seguir al príncipe Madoc a las tierras de los francos. Sir Lady Astrid argumentó que había escuchado que un peligroso ejército sajón estaba asolando las tierras del norte y que su deber sería quedarse en Britania para defender sus tierras en caso de que fueran atacadas. Sir Lady Freya, sintiendo simpatía por la causa del pretor, apoyó la opción de recuperar las tierras del romano en el continente. Los otros caballeros fueron hablando, unos por Britania, otros por Francia, pero cuando le llegó el turno a los caballeros más ancianos todos abogaron por Francia. El Conde aceptó el consejo de la mayoría y comunicó su decisión al Rey al día siguiente.
Y así nuestros caballeros acudieron de nuevo a la ciudad de Hantonne, donde una poderosa flota britana esperaba las condiciones propicias de marea y viento para partir a las tierras francas. Entretanto nuestros caballeros fueron asignados a tareas de vigilancia en los muelles y se encontraron con Sir Jaradan (apodado la Espada del Condado por su habilidad con dicha arma) y otro caballero de Salisbury que comentaban entre risas la última comidilla de la Corte de Sarum: la ridícula actuación de Sir Baelor sobornando a un sacerdote para que intercediese por él ante Lady Gwyona.
Sir Baelor, airado, se acercó a los caballeros desmintiendo tales rumores, pero Sir Jaradan explotó en carcajadas provocando la cólera de Sir Baelor. Ofendido, Sir Baelor empujó a Sir Jaradan arrojándolo a las aguas del puerto.
"¡Ríete de los peces ahora!" - Sir Baelor en uno de sus días malos.
Sir Lady Astrid arrojó una cuerda al caballero que se ahogaba impidiendo así mayores desgracias, pero cuando finalmente un airado Sir Jaradan salió del agua retó a un duelo por conquista a Sir Baelor; el perdedor entregaría su montura, su armadura y su arma al vencedor. Sir Baelor aceptó sin dudarlo en contra de los consejos de Sir Lady Freya y Sir Lady Astrid, que intentaron detener el combate argumentando que a punto de emprender batalla contra los francos no era sensato que combatieran entre ellos.
La disputa atrajo a marineros y soldadesca, que hicieron un círculo alrededor de los duelistas esperando disfrutar del espectáculo. Sin embargo, Sir Baelor, inspirado por la afrenta que había recibido su honor, concluyó el asunto con rapidez con un contundente golpe en la cabeza de Sir Jaradan, que cayó desplomado al suelo inconsciente y gravemente herido. Tras un momento de silencio, la muchedumbre estalló en aplausos hacia el vencedor.
A las horas nuestros caballeros fueron llamados en presencia del Conde, que les pidió explicaciones por lo sucedido.
"Sir Baelor, habéis antepuesto vuestro honor y vuestro interés personal a mi lealtad, y yo ahora dispongo de un hombre menos en la próxima batalla. Tanto vos como Sir Jaradan me resarciréis por esto. Marchaos". - El Conde Roderick, visiblemente molesto.
Tras el rapapolvo Sir Baelor quedó compungido, pero se le olvidó rápidamente cuando al día siguiente recibió la montura y las armas de Sir Jaradan.
Finalmente el ejército britano partió y tras días de viaje llegaron a la costa de la Galia. Después de que los mercenarios irlandeses conquistaran una pequeña zona de playa, el ejército comenzó a desembarcar. Bajar a los caballos y los pertrechos y construir el campamento duró una semana. Uno de esos días nuestros caballeros de Salisbury fueron asignados a vigilar el exterior del pabellón de mando del príncipe Madog. Ahí escucharon al consejo de nobles discutiendo entre ellos. Finalmente Sir Lady Freya escuchó como un puño golpeaba en una mesa haciendo el silencio y luego la voz del príncipe Madoc que decía: "¡Cuatro semanas o una ciudad, no más!" Nuestros caballeros fueron discretos y no comentaron con nadie lo que habían escuchado.
Con los preparativos dispuestos el ejército britano partió a asediar la ciudad de Bayona. Allí pasaron dos días hasta que nuestros caballeros fueron asignados como escoltas del pretor Syagrius tras una charla entre el propio pretor y Sir Lady Freya, que educadamente se puso a su servicio.
"Mmm, ¿a mi servicio decís? Por supuesto, por supuesto... mañana hablaré con vuestro señor". - El pretor Syagrius, que no deja pasar una oportunidad.
Y así pasaron unos días viajando por la antigua provincia del pretor buscando apoyos entre sus antiguos vasallos, a lo que algunos aceptaron y otros no. De destacar es que uno de esos días la comitiva vio un grupo de lanceros con pendones francos contra los que el pretor ordenó cargar temerariamente y a los que vencieron gracias a las habilidades de los caballeros, sobre todo de Sir Lady Astrid.
"Uy, crítico otra vez". - Sir Lady Astrid, la decapitadora de francos.
Al fin la comitiva regresó al asedio de Bayona. El príncipe Madoc había dispuesto a sus caballeros alrededor de la ciudad, preparados para aprovechar cualquier flaqueza que vieran en las defensas de la ciudad, debilitadas tras días de bloqueo naval y asedio terrestre. Los salvajes mercenarios irlandeses lucharon por abrir brecha en las defensas un día más y consiguieron romper una de las puertas de la ciudad, aunque se vieron trabados por la feroz resistencia de los soldados que defendían aquella posición.
Sir Baelor, viendo la oportunidad de redimirse ante el Conde, se ofreció a liderar una carga contra la puerta y tomarla. El Conde Roderick aceptó cediéndole la mitad de las tropas, que se lanzaron en una apresurada carga tras la orden de Sir Baelor.
El combate fue terrible y nuestros caballeros lucharon en condiciones adversas de 2 contra 1, pero, inspirados por su lealtad al Conde, mantuvieron la puerta abierta el tiempo suficiente como para que el príncipe Madoc, al frente de su batallón, entrase a sangre y fuego a la ciudad.
Así empezaron horas de saqueo medieval, bien ganadas tras días de asedio, donde Sir Baelor asesinó a unos sacerdotes cristianos con la cara del Padre Lewi grabada en su retina mientras Sir Lady Freya saqueó una iglesia y Sir Lady Astrid asaltó una mansión nobiliaria.
Al día siguiente el Príncipe Madoc reinstauró el orden y los caballeros de Salisbury se unieron de nuevo a la comitiva del pretor. Syagrius, acompañado por su escolta romana, fue en busca del príncipe Madoc y cuando lo encontró en los muelles descabalgó y se arrodilló, exclamando en voz alta para que todo el mundo presente lo oyera:
- La batalla nos espera, Señor. Los Francos marchan contra mi ejército en Rouen. ¡Cabalguemos contra ellos y venzámoslos, tal como vuestro padre me prometió!
Hubo un momento de tenso silencio.
- No lo haremos - dijo el príncipe, malhumorado. - Nuestras fronteras están plagadas de enemigos y tenemos traidores en nuestras fronteras occidentales. Partiremos con la siguiente marea.
Syagrius pareció confundido. - Pero vuestro padre prometió...
- Yo no soy mi padre - gruñó el príncipe.
El pretor pareció perder el aliento un segundo, pero se recuperó y se alzó de una forma ostentosa gritanto:
- ¡Entonces que la Victoria acompañe a los Honorables! ¡Partamos, y dejemos el veneno tras nosotros! - Y montó sobre su caballo saliendo de la ciudad acompañado por su escolta sin nuestros caballeros de Salisbury.
Tras unos días más y con los barcos cargados con el botín obtenido, la flota britana partió de vuelta a casa dejando tras de sí una Bayona incendiada por los mercenarios irlandeses.
Cuando los caballeros llegaron a Sarum se encontraron con el ejército del Rey Uther congregado en torno a la ciudad y dispuesto a partir hacia Wells. Nuestros caballeros pidieron permiso al Conde para acompañar al Rey y éste aceptó mandando junto a ellos a otros caballeros dirigidos por Sir Elad, el Mariscal del ejército del Conde que había instruido a nuestros héroes cuando eran escuderos. Tras días de lenta marcha siguiendo la antigua calzada romana llegaron a la ciudad de Bath. Allí, estando los caballeros de guardia en el pabellón del Rey...
"Jooooooder, ¿otra vez nosotros de guardia?" - Sir Lady Freya, amante de las noches libres.
... escucharon cómo el Rey Uther decía a sus nobles que el Rey Cadwy había aceptado no oponerse a él ni rebelarse siempre que algunos voluntarios limpiasen sus marismas de un grupo de saltadores de agua que estaban asesinando a sus pescadores. El silencio se hizo en la tienda y nuestros tres caballeros no pudieron evitar el impulso de, contra todo el protocolo, entrar en el pabellón para ofrecerse voluntarios. Ante el pasmo de los nobles por la imprevista entrada, Uther miró a Merlin, el cual sonrió ladinamente y asintió asignándoles la tarea. Sir Elad rápidamente los sacó del pabellón y al día siguiente los puso en camino hacia la zona afectada, acompañados por Mark, un pescador de la zona, y por Sir Leo y Sir Bar (el marido de Sir Lady Astrid y la última "adquisición" de Sir Lady Freya respectivamente). Advirtiéndoles muy bien, eso sí, de que jamás volvieran a interrumpir una reunión del consejo del Rey y que más valía que resolvieran el problema de los saltadores sino querían granjearse la ira de Uther.
Aunque nuestros caballeros acabaron con la amenaza de los saltadores, Sir Baelor y Sir Lady Freya casi terminaron ahogados por los ataques de esas terribles criaturas. Sir Leo recibió un feo mordisco en el abdomen y Sir Lady Astrid demostró ser letalmente certera con las lanzas. Tras recuperarse acudieron de nuevo al campamento del Rey con las buenas nuevas y el cuerpo de una de las criaturas como prueba. Sir Elad recibió las buenas noticias y los despachó a Sarum, diciéndoles que él se encargaría de comunicárselo al Rey.
En el viaje de vuelta Sir Lady Freya propuso a Sir Bar consolidar su relación mediante el matrimonio, pero éste se negó con palabras corteses. Una vez en la Corte la mujer terminó con la relación que tenía con Sir Madog, con el que compartía un hijo, achacándole su falta de ambición y recursos, lo que provocó una profunda depresión en el caballero.
Durante el invierno Sir Lady Astrid dio a luz a su primogénita y Sir Lady Freya alumbró gemelos. Esto último despertó en la Corte de Sarum una serie de rumores acerca del poco casto comportamiento de la mujer. Muchos de los caballeros cristianos se mostraron escandalizados, mientras los pocos caballeros paganos que había no lo veían para tanto. Ella, indiferente al escándalo, se mostró encantada con sus nuevos vástagos. Sir Baelor, por su parte, recibió la prometida sanción del Conde Roderick e intentó de forma infructuosa engendrar un heredero con la bonita hija de un campesino.
Además llegaron a oídos de nuestros caballeros que en la Corte Real había un buen ambiente y que el Rey Uther dispensó importantes regalos a su familia y a sus caballeros mantenidos. Había llegado el momento de recordar a Gorlois cuál era su lugar o arrebatarle su posición. Con su comportamiento ignorando las llamadas al servicio del Rey había dado un muy mal ejemplo a los otros vasallos. El ejército debía reunirse y "convencerle para que se portase bien" el siguiente verano.
Los Caballeros en el 488
Sir Lady Astrid (Edad 24)
Y así nuestros caballeros acudieron de nuevo a la ciudad de Hantonne, donde una poderosa flota britana esperaba las condiciones propicias de marea y viento para partir a las tierras francas. Entretanto nuestros caballeros fueron asignados a tareas de vigilancia en los muelles y se encontraron con Sir Jaradan (apodado la Espada del Condado por su habilidad con dicha arma) y otro caballero de Salisbury que comentaban entre risas la última comidilla de la Corte de Sarum: la ridícula actuación de Sir Baelor sobornando a un sacerdote para que intercediese por él ante Lady Gwyona.
Sir Baelor, airado, se acercó a los caballeros desmintiendo tales rumores, pero Sir Jaradan explotó en carcajadas provocando la cólera de Sir Baelor. Ofendido, Sir Baelor empujó a Sir Jaradan arrojándolo a las aguas del puerto.
"¡Ríete de los peces ahora!" - Sir Baelor en uno de sus días malos.
Sir Lady Astrid arrojó una cuerda al caballero que se ahogaba impidiendo así mayores desgracias, pero cuando finalmente un airado Sir Jaradan salió del agua retó a un duelo por conquista a Sir Baelor; el perdedor entregaría su montura, su armadura y su arma al vencedor. Sir Baelor aceptó sin dudarlo en contra de los consejos de Sir Lady Freya y Sir Lady Astrid, que intentaron detener el combate argumentando que a punto de emprender batalla contra los francos no era sensato que combatieran entre ellos.
La disputa atrajo a marineros y soldadesca, que hicieron un círculo alrededor de los duelistas esperando disfrutar del espectáculo. Sin embargo, Sir Baelor, inspirado por la afrenta que había recibido su honor, concluyó el asunto con rapidez con un contundente golpe en la cabeza de Sir Jaradan, que cayó desplomado al suelo inconsciente y gravemente herido. Tras un momento de silencio, la muchedumbre estalló en aplausos hacia el vencedor.
A las horas nuestros caballeros fueron llamados en presencia del Conde, que les pidió explicaciones por lo sucedido.
"Sir Baelor, habéis antepuesto vuestro honor y vuestro interés personal a mi lealtad, y yo ahora dispongo de un hombre menos en la próxima batalla. Tanto vos como Sir Jaradan me resarciréis por esto. Marchaos". - El Conde Roderick, visiblemente molesto.
Tras el rapapolvo Sir Baelor quedó compungido, pero se le olvidó rápidamente cuando al día siguiente recibió la montura y las armas de Sir Jaradan.
Finalmente el ejército britano partió y tras días de viaje llegaron a la costa de la Galia. Después de que los mercenarios irlandeses conquistaran una pequeña zona de playa, el ejército comenzó a desembarcar. Bajar a los caballos y los pertrechos y construir el campamento duró una semana. Uno de esos días nuestros caballeros de Salisbury fueron asignados a vigilar el exterior del pabellón de mando del príncipe Madog. Ahí escucharon al consejo de nobles discutiendo entre ellos. Finalmente Sir Lady Freya escuchó como un puño golpeaba en una mesa haciendo el silencio y luego la voz del príncipe Madoc que decía: "¡Cuatro semanas o una ciudad, no más!" Nuestros caballeros fueron discretos y no comentaron con nadie lo que habían escuchado.
Con los preparativos dispuestos el ejército britano partió a asediar la ciudad de Bayona. Allí pasaron dos días hasta que nuestros caballeros fueron asignados como escoltas del pretor Syagrius tras una charla entre el propio pretor y Sir Lady Freya, que educadamente se puso a su servicio.
"Mmm, ¿a mi servicio decís? Por supuesto, por supuesto... mañana hablaré con vuestro señor". - El pretor Syagrius, que no deja pasar una oportunidad.
Y así pasaron unos días viajando por la antigua provincia del pretor buscando apoyos entre sus antiguos vasallos, a lo que algunos aceptaron y otros no. De destacar es que uno de esos días la comitiva vio un grupo de lanceros con pendones francos contra los que el pretor ordenó cargar temerariamente y a los que vencieron gracias a las habilidades de los caballeros, sobre todo de Sir Lady Astrid.
"Uy, crítico otra vez". - Sir Lady Astrid, la decapitadora de francos.
Al fin la comitiva regresó al asedio de Bayona. El príncipe Madoc había dispuesto a sus caballeros alrededor de la ciudad, preparados para aprovechar cualquier flaqueza que vieran en las defensas de la ciudad, debilitadas tras días de bloqueo naval y asedio terrestre. Los salvajes mercenarios irlandeses lucharon por abrir brecha en las defensas un día más y consiguieron romper una de las puertas de la ciudad, aunque se vieron trabados por la feroz resistencia de los soldados que defendían aquella posición.
Sir Baelor, viendo la oportunidad de redimirse ante el Conde, se ofreció a liderar una carga contra la puerta y tomarla. El Conde Roderick aceptó cediéndole la mitad de las tropas, que se lanzaron en una apresurada carga tras la orden de Sir Baelor.
El combate fue terrible y nuestros caballeros lucharon en condiciones adversas de 2 contra 1, pero, inspirados por su lealtad al Conde, mantuvieron la puerta abierta el tiempo suficiente como para que el príncipe Madoc, al frente de su batallón, entrase a sangre y fuego a la ciudad.
Así empezaron horas de saqueo medieval, bien ganadas tras días de asedio, donde Sir Baelor asesinó a unos sacerdotes cristianos con la cara del Padre Lewi grabada en su retina mientras Sir Lady Freya saqueó una iglesia y Sir Lady Astrid asaltó una mansión nobiliaria.
Al día siguiente el Príncipe Madoc reinstauró el orden y los caballeros de Salisbury se unieron de nuevo a la comitiva del pretor. Syagrius, acompañado por su escolta romana, fue en busca del príncipe Madoc y cuando lo encontró en los muelles descabalgó y se arrodilló, exclamando en voz alta para que todo el mundo presente lo oyera:
- La batalla nos espera, Señor. Los Francos marchan contra mi ejército en Rouen. ¡Cabalguemos contra ellos y venzámoslos, tal como vuestro padre me prometió!
Hubo un momento de tenso silencio.
- No lo haremos - dijo el príncipe, malhumorado. - Nuestras fronteras están plagadas de enemigos y tenemos traidores en nuestras fronteras occidentales. Partiremos con la siguiente marea.
Syagrius pareció confundido. - Pero vuestro padre prometió...
- Yo no soy mi padre - gruñó el príncipe.
El pretor pareció perder el aliento un segundo, pero se recuperó y se alzó de una forma ostentosa gritanto:
- ¡Entonces que la Victoria acompañe a los Honorables! ¡Partamos, y dejemos el veneno tras nosotros! - Y montó sobre su caballo saliendo de la ciudad acompañado por su escolta sin nuestros caballeros de Salisbury.
Tras unos días más y con los barcos cargados con el botín obtenido, la flota britana partió de vuelta a casa dejando tras de sí una Bayona incendiada por los mercenarios irlandeses.
Cuando los caballeros llegaron a Sarum se encontraron con el ejército del Rey Uther congregado en torno a la ciudad y dispuesto a partir hacia Wells. Nuestros caballeros pidieron permiso al Conde para acompañar al Rey y éste aceptó mandando junto a ellos a otros caballeros dirigidos por Sir Elad, el Mariscal del ejército del Conde que había instruido a nuestros héroes cuando eran escuderos. Tras días de lenta marcha siguiendo la antigua calzada romana llegaron a la ciudad de Bath. Allí, estando los caballeros de guardia en el pabellón del Rey...
"Jooooooder, ¿otra vez nosotros de guardia?" - Sir Lady Freya, amante de las noches libres.
... escucharon cómo el Rey Uther decía a sus nobles que el Rey Cadwy había aceptado no oponerse a él ni rebelarse siempre que algunos voluntarios limpiasen sus marismas de un grupo de saltadores de agua que estaban asesinando a sus pescadores. El silencio se hizo en la tienda y nuestros tres caballeros no pudieron evitar el impulso de, contra todo el protocolo, entrar en el pabellón para ofrecerse voluntarios. Ante el pasmo de los nobles por la imprevista entrada, Uther miró a Merlin, el cual sonrió ladinamente y asintió asignándoles la tarea. Sir Elad rápidamente los sacó del pabellón y al día siguiente los puso en camino hacia la zona afectada, acompañados por Mark, un pescador de la zona, y por Sir Leo y Sir Bar (el marido de Sir Lady Astrid y la última "adquisición" de Sir Lady Freya respectivamente). Advirtiéndoles muy bien, eso sí, de que jamás volvieran a interrumpir una reunión del consejo del Rey y que más valía que resolvieran el problema de los saltadores sino querían granjearse la ira de Uther.

En el viaje de vuelta Sir Lady Freya propuso a Sir Bar consolidar su relación mediante el matrimonio, pero éste se negó con palabras corteses. Una vez en la Corte la mujer terminó con la relación que tenía con Sir Madog, con el que compartía un hijo, achacándole su falta de ambición y recursos, lo que provocó una profunda depresión en el caballero.
Durante el invierno Sir Lady Astrid dio a luz a su primogénita y Sir Lady Freya alumbró gemelos. Esto último despertó en la Corte de Sarum una serie de rumores acerca del poco casto comportamiento de la mujer. Muchos de los caballeros cristianos se mostraron escandalizados, mientras los pocos caballeros paganos que había no lo veían para tanto. Ella, indiferente al escándalo, se mostró encantada con sus nuevos vástagos. Sir Baelor, por su parte, recibió la prometida sanción del Conde Roderick e intentó de forma infructuosa engendrar un heredero con la bonita hija de un campesino.
Además llegaron a oídos de nuestros caballeros que en la Corte Real había un buen ambiente y que el Rey Uther dispensó importantes regalos a su familia y a sus caballeros mantenidos. Había llegado el momento de recordar a Gorlois cuál era su lugar o arrebatarle su posición. Con su comportamiento ignorando las llamadas al servicio del Rey había dado un muy mal ejemplo a los otros vasallos. El ejército debía reunirse y "convencerle para que se portase bien" el siguiente verano.
Los Caballeros en el 488
Sir Baelor (Edad 24)
Caballero Gaélico Pagano, Caballero Vasallo, Gloria 2.018
TAM 15 DES 10 FUE 18 CON 13 ASP 11
Habilidades principales: Administración 15, Cazar 15, Batalla 15, Equitación 15, Espada 18, Lanzas 15
Rasgos y Pasiones famosas: Lujurioso 16, Valiente 16
Posesiones:
- 1 señorío en Salisbury
- Winterbourne Stoke
Sir Lady Astrid (Edad 24)
Caballera Sajona Pagana, Caballera Vasalla, Gloria 1.804
TAM 14 DES 11 FUE 15 CON 13 ASP 15
Habilidades principales: Percepción 16, Primeros auxilios 15, Encanto nórdico 15, Espada 17
Rasgos y Pasiones famosas: Honesta 16, Valiente 19, Lealtad (Conde Roderick) 20, Odio (otros sajones) 16
Posesiones:
- 3 señoríos en Salisbury
- Dinton
- Monxton (donado a Sir Leo)
- Grately (donado a Sir Leo)
- 1 Castillo
- Dinton - Zanja y terraplén - VD 2
- 1 Caballero Vasallo (Sir Leo)
Sir Lady Freya (Edad 24)
Caballera Sajona Pagana, Caballera Vasalla, Gloria 2.251
TAM 14 DES 10 FUE 15 CON 12 ASP 15
Habilidades principales: Nadar 18, Percepción 15, Primeros auxilios 15, Equitación 15, Espada 18
Rasgos y Pasiones famosas: Honesta 16, Valiente 16, Lealtad (Conde Roderick) 19
Posesiones:
Posesiones:
- 1 señorío en Salisbury
- Newton
- 1 Castillo
- Newton - Zanja y terraplén - VD 2
No hay comentarios:
Publicar un comentario