De cómo los caballeros de Salisbury vencieron a Sir Gorboduc.
Aquel año Sir Amig regresó de Silchester. El Collegium Supremun fue incapaz de llegar a un acuerdo. Los nueve legados supervivientes discutieron entre ellos por asuntos de protocolo, todos se escogían a si mismos como candidatos y nadie estaba dispuesto a ceder. Parecía que el Collegium había llegado a su fin como órgano funcional.
En el este, hubo una pequeña batalla entre los sajones de aquellas tierras y los caballeros de Caer Colun que se tradujo en una derrota de los sajones. ¡Parecía que el viejo duque al fin había conseguido aunar a sus hombres!
Casi todos los señores habían pagado tributo el año pasado, incluidos los dos duques de Silchester y Lindsey. Sir Lady Astrid, gracias a sus contactos, se enteró además que los sajones mantenían su palabra y no atacaban a aquellos que les rendían tributo.
El Rey Clovis de Francia, cuatro años después de haberlo prometido, se convirtió al cristianismo y se bautizó.
En la guerra de Cornualles, el Rey Idres contrataba caballeros y el castellano de Dimiloc buscaba voluntarios para ingresar a sus filas. A la vez, Norgales y Estregales seguían guerreando entre ellos.
Salisbury, a instancia de su nuevo mariscal, Sir Baelor, también buscaba caballeros de otras tierras para reforzar sus filas y, entre los que llegaron, destacaba Sir Aedan, caballero pagano empobrecido de Cambria, conocido por su carácter enérgico, su belleza y su lujuria.
"Señora, es un honor poner mi espada, valentía y honor a vuestro servicio." - Sir Aedan, arrodillándose ante Sir Lady Astrid al confundirla con la Condesa Ellen.
Sir Lycus al fin había encontrado las personas adecuadas para formar un grupo de incursores que sembraran la disensión entre los distintos reinos sajones. Sir Bar lideró el grupo y se desplazó a la frontera entre los reinos de Essex y Kent.
Dos Príncipes Sajones llegaron a Salisbury a pedir tributo: Cynric de Wessex y Aescwine de Essex.
"O sea, ¿que le casamos con la hija de la condesa y aún así nos pide tributo?" - Sir Lady Freya, indignada.
El Consejo debatió intensamente y al final la Condesa decidió pagar ambos tributos. Los dos príncipes quedaron muy satisfechos. Cynric, antes de marcharse, ofreció la posibilidad de anular o reducir el tributo si a cambio, aquel año, Salisbury ofrecía su ejército como mercenario bajo las órdenes del Rey Cerdic. La Condesa Ellen esta vez se negó, argumentando que Salisbury necesitaba de todos sus hombres para proteger sus tierras.
Sir Lady Freya escuchó los siguientes chascarrillos de unas sirvientas:
"- Tengo que deciros algo preocupante: los criadores de cerdos están enfermos y las piaras no se están atendiendo como deberían. Me temo que este año haremos corto de carne.
- Oh, oh. Pues con todas esas granjas quemadas las cosechas tampoco serán buenas... tendremos que acostumbrarnos a comer venados.
- Ya, ¿y quién va a ir cazarlos? Apenas hay hombres. Esto es serio.
- Escuchad corazones: la cosa no está tan mal. Parece que vamos a tener una buena primavera, los corderos están sanos y los sajones de momento son amistosos. No es mucho peor de lo habitual... ¡salvo por la ausencia de hombres, claro! (risas)
- Oye, ¿y qué opináis de Cerdic? ¿Su padre no es ése que traicionó y asesinó a tantos caballeros? ¿Por qué todo el mundo parece fiarse de él?"
Sir Baelor decidió ir a Lonazep a entrevistarse con Merlín, tal y como acordó el año pasado. Sus amigos Sir Lady Astrid, Sir Lady Freya, Sir Obon y el recién llegado Sir Aedan se ofrecieron a acompañarle y, juntos, se dirigieron al norte.
Los caballeros se detuvieron en Londres. Ahí, en la plaza de la Catedral de San Pablo, visitaron la Espada en la Piedra y trataron de sacarla del yunque, aunque ninguno lo consiguió. Algunos plebeyos estaban mirando y se fueron apenados.
Continuaron el viaje sin contratiempos, salvo por una terrible pesadilla que compartieron Sir Obon y Sir Aedan. Los caballeros soñaron que estaban en la cima de una colina desde la que se podía ver, abajo, una aldea. Según miraban una serpiente grandiosa se acercó al pueblo y escupió en la pequeña iglesia de la población, fundiéndola. Luego la serpiente reptó envolviendo el pueblo en sentido contrario a las manecillas de un reloj y alzó la cabeza, a remedo de una torre.
De su cuerpo, ahora muro de la aldea, se abrieron unas puertas por las que salieron miles de sierpes que se dispersaron por la región, asolándola y devorando pequeñas águilas que reposaban en sus nidos, ovejas y cachorros de lobo. Luego despertaron y Sir Aedan comentó que todo aquello sugería mala suerte o maldad.
Al día siguiente llegaron cerca de Lonazep y los caballeros encontraron a Merlín. El mago les explicó que cuando Uther murió y Excalibur permaneció en la tierra de los mortales, su energía provocó que las puertas entre este mundo y el Otro Lado permanecieran abiertas, de modo que los seres sobrenaturales ahora tenían acceso al mundo de los mortales. También reveló que ahora el Bosque Salvaje era un bosque encantado, y que el Rey del Bosque Salvaje era el que había secuestrado al hijo de Sir Baelor.
Merlín les contó finalmente la siguiente historia:
"Cerca de aquí hay un señorío llamado Medbourne que una vez fue la tierra de Sir Staterius, un humilde caballero con una bonita hija cuya inocencia e ignorancia hicieron que, en la noche de Samhain, se acercara a extraños seres. Durante esa noche sagrada la muchacha fue hechizada y al día siguiente volvió a casa con un niño en su vientre. Al dar a luz ella murió, y su desconsolado padre se hizo cargo del niño, al que llamó Gorboduc.
La pena anidó en el corazón de Sir Staterius y lo sumió en una honda depresión. Quizás por ello el caballero no apreció el anormal crecimiento del muchacho, pues a los siete años el niño ya era un hombre adulto. Y tampoco le permitió ver el oscuro corazón de su nieto.
El niño hombre se convirtió en el jefe de una banda de rufianes, todos ellos plebeyos, que incursionaban aldeas cercanas en busca de rapiña y pillaje. Cuando cumplió nueve años, Gorboduc asesinó a su abuelo, quemó la iglesia de Santa Helena e hizo a sus compinches los jefes del señorío.
Ese hombre es una gran amenaza para la región. Debe ser detenido. Y rápido."
Nuestros caballeros aceptaron acabar con Gorboduc y se aprestaron al viaje. Antes de partir, Sir Aedan, algo impactado por encontrarse cara a cara con el famoso Merlín, se arrodilló ante él y le ofreció sus servicios. Merlín sonrió al joven caballero y le ofreció un consejo:
"No tengáis compasión de ellos, joven. Que el Creador de este mundo, sea Dios o Diosa, vele por ti. Y que el espíritu local, Helena de los Pozos, os acompañe." - Merlín, útil como siempre.
Merlín dejó a los caballeros en el bosque pero, a pesar de sus indicaciones, éstos se perdieron por el camino. Estalló una terrible tormenta a su alrededor y escucharon sonidos típicos de una cacería que se acercaba hacia ellos. Pero lo que vieron escapaba a todo lo que podían imaginarse. Una figura descarnada y de ojos brillantes, acompañada por una docena de sabuesos negros se plantó ante ellos. Nuestros caballeros se quedaron atónitos y la figura se detuvo para mirarlos uno a uno, como si los estuviera evaluando. La criatura pareció tomar una decisión y se abalanzó sobre Sir Baelor y Sir Obon, que cubrían el frente del grupo, mientras los perros rodeaban a los caballeros ladrando, evitando su huída. Las armas parecían no afectar a la criatura que, sin embargo, castigaba a los caballeros sin tregua con su propia lanza. De repente Sir Lady Freya recordó una antigua historia y reconoció a la criatura y sus canes como la Cacería Salvaje.
"¡Rezad! ¡Rezad, insensatos! ¡Sólo así nos salvaremos!" - Sir Lady Freya, en un ataque repentino de fervor religioso.
Nuestros caballeros se arrodillaron ante la criatura y se encomendaron a sus dioses. El ser fue evaluándolos uno por uno y, al final, se marchó seguido por sus perros, sin hacerles más daño. Los caballeros atendieron sus heridas y siguieron adelante.
Al día siguiente toparon con un leñador que les indicó el camino para llegar a Medbourne, avisándoles antes de que era un lugar peligroso.
"Vaya con Merlín. Siempre nos está metiendo en líos." - Sir Obon, que tiene al mago calado.
Al llegar a Medbourne los caballeros vieron una torre a medio construir y una iglesia medio quemada. Decidieron atraer la atención de los soldados que estaban custodiando a un grupo de campesinos que se afanaba en construir la torre. El plan era atraerlos al bosque y allí eliminarlos. Sir Obon se ofreció voluntario para hacer de cebo y, con su gran desterró andaluz, se adelantó hacia el pueblo. Los guardias dudaron al ver al caballero yendo hacia ellos y se miraron entre sí. Sir Obon tomó una decisión y cargó contra ellos, empalando a uno con su lanza mientras los otros guardias daban la alarma.
"Ya tengo su atención." - Sir Obon, ejerciendo el arte de la sutileza.
Los cuatro guardias restantes cerraron filas en torno al caballero, que encajó un par de lanzazos antes de retirarse colina arriba, con sus compañeros. En el pueblo una docena de guardias más cuatro jinetes se congregaron antes de seguir al caballero colina arriba, en dirección al bosque. Los caballeros de Salisbury, aprovechando el terreno, se pusieron en círculo para contener a los numerosos atacantes.
El combate fue cruento. La superioridad numérica de los bandidos puso en peligro a los caballeros que, por cada hombre que derrotaban veían como otros ocupaban su lugar. Sir Baelor fue el primero en caer, acosado por numerosos enemigos, aunque se llevó a dos por delante antes de perder la consciencia. Sir Obon, castigado por los lanzazos anteriormente recibidos, cayó atravesado por una lanza que lo hirió de forma mortal. El círculo de defensa quedó así roto y Sir Lady Astrid, Sir Lady Freya y Sir Aedan se vieron acosados por todas partes. Anticipando una presa fácil, uno de los jinetes, un hombre de estatura colosal, se unió a la refriega. Era Sir Gorboduc, que se enfrentó a Sir Lady Astrid, acosada ya por dos enemigos. Viendo lo complicado de la situación Sir Lady Astrid y Sir Lady Freya se inspiraron para sacar lo mejor de sí mismas. Cada una de ellas parecía luchar con la fuerza de diez hombres y esa imagen fue la última que vio el joven Sir Aedan antes de caer herido grave por un potente golpe que le destrozó la rodilla. Mientras Sir Lady Freya luchaba contra cuatro hombres, Sir Lady Astrid plantó cara a Sir Gorboduc, dejando sus flancos desprotegidos frente a los otros enemigos que la acosaban. Afortunadamente la armadura de la caballera le protegió de los golpes y le dio el tiempo suficiente para derrotar finalmente a Sir Gorboduc, que no caía pese a las terribles heridas que le inflingía la caballera.
"¡¿PERO AÚN NO SE MUERE?!" - Sir Lady Astrid, después de que Sir Gorboduc siga en pie tras recibir un segundo golpe crítico.
Al ver caer a su líder, el resto de bandidos emprendió la fuga. Las caballeras, ayudadas por los escuderos, atendieron a los heridos. Sir Obon yacía de costado; una lanza le atravesaba de lado a lado y su sangre formaba un charco sobre el suelo que crecía rápidamente. Sir Lady Freya se aprestó a atenderle pero el estado del caballero le afectó profundamente y quedó paralizada, incapaz de actuar. Sir Lady Astrid, nuevamente inspirada, pareció obrar maravillas sobre el maltrecho caballero, al cual estabilizó arrancándole la lanza y evitando su desangramiento. Luego atendieron a Sir Baelor y a Sir Aedan.
"Sir Aedan se une a las mesnadas de Salisbury. Buscando al hijo del Mariscal,
Sir Lady Astrid, Sir Lady Freya, Sir Baelor, Sir Obon y Sir Aedan se adentran
en el Bosque Salvaje. Allí Merlín les indica que el niño está en poder del
Rey del Bosque Salvaje y que Sir Gorboduc, un caballero demoniaco, está
asolando Medbourne. Los caballeros libran un combate desesperado contra
Sir Gorboduc y lo derrotan." - Flavio Lucio Dextro, cronista.
Aquel año Sir Amig regresó de Silchester. El Collegium Supremun fue incapaz de llegar a un acuerdo. Los nueve legados supervivientes discutieron entre ellos por asuntos de protocolo, todos se escogían a si mismos como candidatos y nadie estaba dispuesto a ceder. Parecía que el Collegium había llegado a su fin como órgano funcional.
En el este, hubo una pequeña batalla entre los sajones de aquellas tierras y los caballeros de Caer Colun que se tradujo en una derrota de los sajones. ¡Parecía que el viejo duque al fin había conseguido aunar a sus hombres!
Casi todos los señores habían pagado tributo el año pasado, incluidos los dos duques de Silchester y Lindsey. Sir Lady Astrid, gracias a sus contactos, se enteró además que los sajones mantenían su palabra y no atacaban a aquellos que les rendían tributo.
El Rey Clovis de Francia, cuatro años después de haberlo prometido, se convirtió al cristianismo y se bautizó.
En la guerra de Cornualles, el Rey Idres contrataba caballeros y el castellano de Dimiloc buscaba voluntarios para ingresar a sus filas. A la vez, Norgales y Estregales seguían guerreando entre ellos.
Salisbury, a instancia de su nuevo mariscal, Sir Baelor, también buscaba caballeros de otras tierras para reforzar sus filas y, entre los que llegaron, destacaba Sir Aedan, caballero pagano empobrecido de Cambria, conocido por su carácter enérgico, su belleza y su lujuria.
"Señora, es un honor poner mi espada, valentía y honor a vuestro servicio." - Sir Aedan, arrodillándose ante Sir Lady Astrid al confundirla con la Condesa Ellen.
Sir Lycus al fin había encontrado las personas adecuadas para formar un grupo de incursores que sembraran la disensión entre los distintos reinos sajones. Sir Bar lideró el grupo y se desplazó a la frontera entre los reinos de Essex y Kent.
Dos Príncipes Sajones llegaron a Salisbury a pedir tributo: Cynric de Wessex y Aescwine de Essex.
"O sea, ¿que le casamos con la hija de la condesa y aún así nos pide tributo?" - Sir Lady Freya, indignada.
El Consejo debatió intensamente y al final la Condesa decidió pagar ambos tributos. Los dos príncipes quedaron muy satisfechos. Cynric, antes de marcharse, ofreció la posibilidad de anular o reducir el tributo si a cambio, aquel año, Salisbury ofrecía su ejército como mercenario bajo las órdenes del Rey Cerdic. La Condesa Ellen esta vez se negó, argumentando que Salisbury necesitaba de todos sus hombres para proteger sus tierras.
Sir Lady Freya escuchó los siguientes chascarrillos de unas sirvientas:
"- Tengo que deciros algo preocupante: los criadores de cerdos están enfermos y las piaras no se están atendiendo como deberían. Me temo que este año haremos corto de carne.
- Oh, oh. Pues con todas esas granjas quemadas las cosechas tampoco serán buenas... tendremos que acostumbrarnos a comer venados.
- Ya, ¿y quién va a ir cazarlos? Apenas hay hombres. Esto es serio.
- Escuchad corazones: la cosa no está tan mal. Parece que vamos a tener una buena primavera, los corderos están sanos y los sajones de momento son amistosos. No es mucho peor de lo habitual... ¡salvo por la ausencia de hombres, claro! (risas)
- Oye, ¿y qué opináis de Cerdic? ¿Su padre no es ése que traicionó y asesinó a tantos caballeros? ¿Por qué todo el mundo parece fiarse de él?"
Sir Baelor decidió ir a Lonazep a entrevistarse con Merlín, tal y como acordó el año pasado. Sus amigos Sir Lady Astrid, Sir Lady Freya, Sir Obon y el recién llegado Sir Aedan se ofrecieron a acompañarle y, juntos, se dirigieron al norte.
Los caballeros se detuvieron en Londres. Ahí, en la plaza de la Catedral de San Pablo, visitaron la Espada en la Piedra y trataron de sacarla del yunque, aunque ninguno lo consiguió. Algunos plebeyos estaban mirando y se fueron apenados.
Continuaron el viaje sin contratiempos, salvo por una terrible pesadilla que compartieron Sir Obon y Sir Aedan. Los caballeros soñaron que estaban en la cima de una colina desde la que se podía ver, abajo, una aldea. Según miraban una serpiente grandiosa se acercó al pueblo y escupió en la pequeña iglesia de la población, fundiéndola. Luego la serpiente reptó envolviendo el pueblo en sentido contrario a las manecillas de un reloj y alzó la cabeza, a remedo de una torre.
De su cuerpo, ahora muro de la aldea, se abrieron unas puertas por las que salieron miles de sierpes que se dispersaron por la región, asolándola y devorando pequeñas águilas que reposaban en sus nidos, ovejas y cachorros de lobo. Luego despertaron y Sir Aedan comentó que todo aquello sugería mala suerte o maldad.
Al día siguiente llegaron cerca de Lonazep y los caballeros encontraron a Merlín. El mago les explicó que cuando Uther murió y Excalibur permaneció en la tierra de los mortales, su energía provocó que las puertas entre este mundo y el Otro Lado permanecieran abiertas, de modo que los seres sobrenaturales ahora tenían acceso al mundo de los mortales. También reveló que ahora el Bosque Salvaje era un bosque encantado, y que el Rey del Bosque Salvaje era el que había secuestrado al hijo de Sir Baelor.
Merlín les contó finalmente la siguiente historia:
"Cerca de aquí hay un señorío llamado Medbourne que una vez fue la tierra de Sir Staterius, un humilde caballero con una bonita hija cuya inocencia e ignorancia hicieron que, en la noche de Samhain, se acercara a extraños seres. Durante esa noche sagrada la muchacha fue hechizada y al día siguiente volvió a casa con un niño en su vientre. Al dar a luz ella murió, y su desconsolado padre se hizo cargo del niño, al que llamó Gorboduc.
La pena anidó en el corazón de Sir Staterius y lo sumió en una honda depresión. Quizás por ello el caballero no apreció el anormal crecimiento del muchacho, pues a los siete años el niño ya era un hombre adulto. Y tampoco le permitió ver el oscuro corazón de su nieto.
El niño hombre se convirtió en el jefe de una banda de rufianes, todos ellos plebeyos, que incursionaban aldeas cercanas en busca de rapiña y pillaje. Cuando cumplió nueve años, Gorboduc asesinó a su abuelo, quemó la iglesia de Santa Helena e hizo a sus compinches los jefes del señorío.
Ese hombre es una gran amenaza para la región. Debe ser detenido. Y rápido."
Nuestros caballeros aceptaron acabar con Gorboduc y se aprestaron al viaje. Antes de partir, Sir Aedan, algo impactado por encontrarse cara a cara con el famoso Merlín, se arrodilló ante él y le ofreció sus servicios. Merlín sonrió al joven caballero y le ofreció un consejo:
"No tengáis compasión de ellos, joven. Que el Creador de este mundo, sea Dios o Diosa, vele por ti. Y que el espíritu local, Helena de los Pozos, os acompañe." - Merlín, útil como siempre.
Merlín dejó a los caballeros en el bosque pero, a pesar de sus indicaciones, éstos se perdieron por el camino. Estalló una terrible tormenta a su alrededor y escucharon sonidos típicos de una cacería que se acercaba hacia ellos. Pero lo que vieron escapaba a todo lo que podían imaginarse. Una figura descarnada y de ojos brillantes, acompañada por una docena de sabuesos negros se plantó ante ellos. Nuestros caballeros se quedaron atónitos y la figura se detuvo para mirarlos uno a uno, como si los estuviera evaluando. La criatura pareció tomar una decisión y se abalanzó sobre Sir Baelor y Sir Obon, que cubrían el frente del grupo, mientras los perros rodeaban a los caballeros ladrando, evitando su huída. Las armas parecían no afectar a la criatura que, sin embargo, castigaba a los caballeros sin tregua con su propia lanza. De repente Sir Lady Freya recordó una antigua historia y reconoció a la criatura y sus canes como la Cacería Salvaje.
"¡Rezad! ¡Rezad, insensatos! ¡Sólo así nos salvaremos!" - Sir Lady Freya, en un ataque repentino de fervor religioso.
Nuestros caballeros se arrodillaron ante la criatura y se encomendaron a sus dioses. El ser fue evaluándolos uno por uno y, al final, se marchó seguido por sus perros, sin hacerles más daño. Los caballeros atendieron sus heridas y siguieron adelante.
Al día siguiente toparon con un leñador que les indicó el camino para llegar a Medbourne, avisándoles antes de que era un lugar peligroso.
"Vaya con Merlín. Siempre nos está metiendo en líos." - Sir Obon, que tiene al mago calado.
Al llegar a Medbourne los caballeros vieron una torre a medio construir y una iglesia medio quemada. Decidieron atraer la atención de los soldados que estaban custodiando a un grupo de campesinos que se afanaba en construir la torre. El plan era atraerlos al bosque y allí eliminarlos. Sir Obon se ofreció voluntario para hacer de cebo y, con su gran desterró andaluz, se adelantó hacia el pueblo. Los guardias dudaron al ver al caballero yendo hacia ellos y se miraron entre sí. Sir Obon tomó una decisión y cargó contra ellos, empalando a uno con su lanza mientras los otros guardias daban la alarma.
"Ya tengo su atención." - Sir Obon, ejerciendo el arte de la sutileza.
Los cuatro guardias restantes cerraron filas en torno al caballero, que encajó un par de lanzazos antes de retirarse colina arriba, con sus compañeros. En el pueblo una docena de guardias más cuatro jinetes se congregaron antes de seguir al caballero colina arriba, en dirección al bosque. Los caballeros de Salisbury, aprovechando el terreno, se pusieron en círculo para contener a los numerosos atacantes.
El combate fue cruento. La superioridad numérica de los bandidos puso en peligro a los caballeros que, por cada hombre que derrotaban veían como otros ocupaban su lugar. Sir Baelor fue el primero en caer, acosado por numerosos enemigos, aunque se llevó a dos por delante antes de perder la consciencia. Sir Obon, castigado por los lanzazos anteriormente recibidos, cayó atravesado por una lanza que lo hirió de forma mortal. El círculo de defensa quedó así roto y Sir Lady Astrid, Sir Lady Freya y Sir Aedan se vieron acosados por todas partes. Anticipando una presa fácil, uno de los jinetes, un hombre de estatura colosal, se unió a la refriega. Era Sir Gorboduc, que se enfrentó a Sir Lady Astrid, acosada ya por dos enemigos. Viendo lo complicado de la situación Sir Lady Astrid y Sir Lady Freya se inspiraron para sacar lo mejor de sí mismas. Cada una de ellas parecía luchar con la fuerza de diez hombres y esa imagen fue la última que vio el joven Sir Aedan antes de caer herido grave por un potente golpe que le destrozó la rodilla. Mientras Sir Lady Freya luchaba contra cuatro hombres, Sir Lady Astrid plantó cara a Sir Gorboduc, dejando sus flancos desprotegidos frente a los otros enemigos que la acosaban. Afortunadamente la armadura de la caballera le protegió de los golpes y le dio el tiempo suficiente para derrotar finalmente a Sir Gorboduc, que no caía pese a las terribles heridas que le inflingía la caballera.
"¡¿PERO AÚN NO SE MUERE?!" - Sir Lady Astrid, después de que Sir Gorboduc siga en pie tras recibir un segundo golpe crítico.
Al ver caer a su líder, el resto de bandidos emprendió la fuga. Las caballeras, ayudadas por los escuderos, atendieron a los heridos. Sir Obon yacía de costado; una lanza le atravesaba de lado a lado y su sangre formaba un charco sobre el suelo que crecía rápidamente. Sir Lady Freya se aprestó a atenderle pero el estado del caballero le afectó profundamente y quedó paralizada, incapaz de actuar. Sir Lady Astrid, nuevamente inspirada, pareció obrar maravillas sobre el maltrecho caballero, al cual estabilizó arrancándole la lanza y evitando su desangramiento. Luego atendieron a Sir Baelor y a Sir Aedan.
Los aldeanos de Medbourne se fueron acercando y, al ver que Sir Gorboduc había muerto, hicieron una celebración por la noche con los caballeros que quedaban conscientes como protagonistas.
Los maltrechos caballeros volvieron a Sarum con Sir Baelor y Sir Obon en sendas literas. Allí les esperaban inquietantes noticias.
El señor de la Isla de Wight había rehusado pagar tributo al Rey Cerdic, así que el ejército de Wessex había asaltado la isla y su castillo a sangre y fuego. Los nobles del lugar fueron asesinados y la isla tomada y posteriormente concedida al Príncipe Cynric, hijo de Cerdic.
Por otro lado, Tintagel, el dominio de la Reina Viuda Ygraine, había sido capturado por Idres, Rey de Cornualles. La Reina continuaba recluida por motu propio en la abadía de Amesbury y desoyó las peticiones de ayuda de sus vasallos. Éstos, sin un liderazgo claro, ofrecieron una resistencia simbólica antes de rendir Tintagel.
Al final del verano llegó a Sarum el Duque Ulfius, finalmente recuperado de las graves heridas que recibió en la batalla de St. Albans. Allí informó a todo aquel que estaba dispuesto a escucharle que Silchester se iba a aliar con el Rey Ælle aunque sin rendirle vasallaje. Ælle era el Bretwalda de nombre de los distintos reinos sajones y el más fuerte de todos ellos, así que recomendó a la Condesa Ellen y al Consejo de Salisbury que lo imitaran.
El invierno fue más duro de lo habitual; la comida escaseaba debido al doble tributo pagado a los Sajones. Sir Aedan recibió el señorío de Medbourne por su valiente actuación y un sitio propio en el Consejo. Una de las primeras actuaciones del joven Sir Aedan fue confiscar los bienes de los habitantes más adinerados de Melbourne y repartirlos entre los más empobrecidos. Además el grupo de incursores que habían decidido enviar a sembrar discordia entre los reinos sajones de Essex y Kent había sido descubierto y recibido un sangriento final: en una escaramuza Sir Bar y la mayor parte de los hombres a su mando habían muerto, cosa que entristeció sobre manera a su esposa, Sir Lady Freya.
Sir Aedan (Edad 21)
Caballero Pagano Britano, Caballero Mantenido, Gloria 1.168
TAM 10 DES 9 FUE 12 CON 15 ASP 18
Habilidades principales: Coquetear 15, Equitación 15, Espada 15
Rasgos y Pasiones famosas: Lujurioso 16, Enérgico 16, Generoso 16
Sir Baelor (Edad 33)
Caballero Celta Cristiano Britano, Caballero Abanderado, Mariscal de Salisbury, Gloria 8.469
TAM 14 DES 13 FUE 19 CON 13 ASP 11
Habilidades principales: Administración 17, Cazar 18, Batalla 17, Equitación 17, Espada 25, Lanzas 17.
Rasgos y Pasiones famosas: Lujurioso 17, Enérgico 16, Valiente 16, Lealtad (Condesa Ellen) 16, Amor (familia) 16, Honor 16, Lealtad (Escudos de Sarum) 18.
Posesiones:
- 7 señoríos en Salisbury
- Winterbourne Stoke
- Market Lavington (cedido a Sir Alastor)
- Marston (cedido a Sir George)
- Bodenham (cedido)
- Coombe Bisset (cedido)
- Over Wallop (cedido)
- Chitterne (donado al padre Karras)
- 1 Castillo
- Winterbourne Stoke - Patio y empalizada - VD 5/3 - 10 infantes
- 6 Caballeros Vasallos (Sir Alastor, Sir George y 4 más)
- Tesoro: 30 £
Sir Lady Arya (Edad 22)
Caballera Celta Pagana, Caballera Vasalla, Gloria 1.607
TAM 10 DES 15 FUE 16 CON 14 ASP 10
Habilidades principales: Equitación 20, Espada 17, Lanzas 15
Rasgos y Pasiones famosas: Vengativa 16, Valiente 16, Lealtad (Conde Roderick) 16, Amor (familia) 17.
Posesiones:
- 1 señorío en Salisbury:
- Manxton (cedido por Sir Lady Astrid)
- Tesoro: 12 £
Sir Lady Astrid (Edad 33)
Caballera Sajona Cristiana Britana, Caballera Abanderada, Castellana de Vagon, Campeona de Salisbury Gloria 9.779
TAM 14 DES 13 FUE 16 CON 14 ASP 15
Habilidades principales: Percepción 16, Primeros auxilios 16, Encanto nórdico 17, Equitación 18, Espada 25
Rasgos y Pasiones famosas: Mundana 16, Honesta 16, Justo 18, Valiente 20, Lealtad (Condesa Ellen) 20, Amor (familia (16), Lealtad (Escudos de Sarum) 17, Lealtad (vasallos) 16, Odio (otros sajones) 17.
Posesiones:
- 4 señoríos en Salisbury:
- Dinton
- Grately
- Monxton (cedido a Sir Lady Aria)
- Vagon
- 2 Castillos
- Dinton - Zanja y terraplén con foso - VD 4
- Vagon - Patio y empalizada - VD 5/3
- 3 Caballeros Vasallos
- Tesoro: 35 £ y 120 denarios
Sir Lady Freya (Edad 33)
Caballera Sajona Cristiana Britana, Caballera Vasalla, Gloria 9.445
TAM 14 DES 12 FUE 14 CON 16 ASP 15
Habilidades principales: Nadar 18, Oratoria 15, Percepción 17, Primeros auxilios 16, Equitación 16, Espada 23
Rasgos y Pasiones famosas: Enérgica 17, Generosa 16, Honesta 16, Valiente 17, Lealtad (Condesa Ellen) 19, Lealtad (Escudos de Sarum) 17, Odio (otros Sajones) 17
Posesiones:
- 1 señorío en Salisbury
- Newton
- Staford
- 1 Castillo
- Newton - Zanja y terraplén con foso - VD 4
- 1 Caballero Vasallo
- Tesoro: 40 £
Sir Obon (Edad 23)
Caballero Cristiano Arriano, Caballero Vasallo, Gloria 2.452
TAM 15 DES 10 FUE 18 CON 14 ASP 10
Habilidades principales: Espada 16
Rasgos y Pasiones famosas: Clemente 16, Frugal 16, Lealtad (Condesa Ellen) 17
Posesiones:
- 1 destrero andaluz
- Tesoro: 13 £
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