Dibujo

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"Una espada, una tierra, un Rey."

Costumbres y Leyes: Costumbres de la Caballería

Tú eres la Ley

Los caballeros son sheriff, juez y jurado en todos los asuntos de Baja Justicia en sus dominios (ver más adelante los tres tipos de justicia temporal). Si un personaje posee tierras, entonces es su responsabilidad mantener la justicia en ellas. De forma similar, en las tierras de su señor, los caballeros deben actuar representándolo, ya sea dispensando justicia o llevando al infractor ante el tribunal de su señor.

Los caballeros que infringen la ley están sujetos a la justicia en los tribunales de aquel a quien han ofendido. Si la infracción tiene lugar en el dominio de un caballero, entonces será su propio señor quien emita el juicio. La única excepción a esto ocurre cuando un caballero rompe una regla de su señor, en cuyo caso serán los otros caballeros del tribunal los que emitan juicio.

Se puede apelar a una corte superior, pero el tribunal del señor superior siempre puede decidir si atiende o no a la petición.

Los caballeros acusados de delitos pueden reclamar juicio por combate en lugar de un tribunal de justicia normal. 


Juicio por Combate

En cualquier caso de justicia, cualquier caballero puede elegir juicio por combate. En este juicio, todo el mundo sabe que Dios favorecerá a la parte justa dándole fuerzas.

Un señor puede (y una mujer debe) elegir a un caballero para luchar en su lugar. La lucha puede ser por amor al combate (el primer combatiente en ser derribado o herido pierde la lucha), por conquista (el caballero que se rinda pierde) o a muerte. La decisión de la batalla, hecha por Dios, no puede anularse o recurrirse. 


Justicia


Existen cuatro tipos de justicia, como siguen.

Baja Justicia es la competencia de cualquier noble de una tierra, incluyendo a los caballeros, que pueden juzgar cualquier caso menos importante que el asesinato, violación u otro crimen capital. Los caballeros pueden impartir justicia entre los campesinos, pudiendo encarcelarlos, cortarles las manos, las orejas y otras partes del cuerpo. No pueden juzgar crímenes capitales, dictar sentencia de muerte o juzgar a otros nobles o miembros del clero.

La Alta Justicia está reservada para los nobles más elevados, normalmente sólo los reyes. Dictan sentencia sobre crímenes capitales, que incluye cualquier cosa que pueda ser merecedora de la pena de muerte. Traición, violación, asesinato y el robo de los bienes del señor.

Justicia de Arturo, o la Justicia del Rey, es un sistema humanitario de reglas inaugurado por el Rey Arturo para pacificar sus tierras y mantener a los plebeyos felices y sanos. Los ideales de la Mesa Redonda se extienden no sólo a la clase noble, sino a toda la humanidad. Así, un plebeyo no puede ser asesinado por maldecir a un caballero que ha aplastado sus cultivos y secuestrado a su hija si el lugar está protegido por las Leyes de Arturo. Así, a medida que los bravos compañeros de Arturo conquistan la isla, el reino de paz aumenta y una justicia imparcial (si no equitativa) está disponible para todos.

La Justicia Eclesiástica, o Ley Canónica, se aplica sólo a miembros del clero y la imparten sólo los miembros de ocupan los escalafones más altos del clero. Además, se aplica también (aunque no exclusivamente) a los asuntos de la Iglesia y sus propiedades. Así, monjes, frailes, monjas y sacerdotes por igual son normalmente tratados bajo su justicia, y los obispos y abades reclaman el derecho a juzgar a cualquiera que dañe sus propiedades bajo sus leyes. 


Prisioneros nobles

Los caballeros son a menudo capturados y retenidos en diversos estados de arresto. A veces se les mantiene en base a su posición, sentándolos a la mesa de sus captores y sin hacer intentos de huir ya que han dado su palabra de rendición. A menudo, sin embargo, languidecen vergonzosamente en calabozos oscuros, sucios y sin comida.


Sorprendentemente, incluso los enemigos de la peor clase no matan a sus enemigos. Asesinos odiosos languidecen en prisión en lugar de ser colgados o muertos. Los Personajes Jugadores caballeros pueden pasar años ocasionalmente en prisión de esta forma, por razones que el Director de Juego debe comprender.

La respuesta está en el hecho de que la mayoría de caballeros y señores no poseen el derecho sobre la vida y la muerte de sus prisioneros. Esto está determinado por la división de la Justicia en Alta y Baja, como se mencionó antes. La mayoría de los señores tienen derecho sólo a la Baja Justicia, lo que les permite hacer cumplir la mayoría de las leyes excepto en casos de crímenes capitales. Cualquier crimen que se castigue con la muerte del reo es una materia de Alta Justicia, aplicable sólo por un rey. Ejecutar a un criminal debería ser inusual e ilegal, llamando la atención y la ira del señor de forma lo bastante significativa como para que el caballero pueda perder su posición por desobediencia hacia su justo cargo.

Recuerda, la mayoría de los caballeros son respetuosos de la ley en su propio reino y han jurado defender la justicia de su rey. Así, en lugar de matar a su enemigo, un caballero simplemente arrojará al infractor a una celda, algo que es correcto dentro de los derechos de su cargo. 




Castigos


Los caballeros pueden ser castigados por desobedecer las leyes de su señor o las costumbres de la tierra. Normalmente el castigo es una multa. Una pena más severa es el destierro: el caballero debe marcharse fuera de los dominios de su señor durante el tiempo que dure, normalmente un año y un día para la primera ofensa. El caballero desterrado se considera un enemigo del señor durante ese tiempo, incluso hasta el punto de que se le puede matar sin que su familia pueda exigir justa venganza. Durante esta ausencia, el señor controlará todas las tierras y obtendrá todos los ingresos derivados.


Las ofensas más serias pueden ser castigadas con una declaración de proscrito, que es un destierro permanente y habitualmente se acompaña de la pérdida de todas las tierras y títulos de la familia del caballero, que pasan al señor.

Finalmente, la degradación es el castigo definitivo, en el que el caballero es despojado de su título y de los derechos de su rango. Esta ceremonia es una humillación pública y sus efectos son permanentes, de modo que otro señor no puede volver a nombrarlo caballero.

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