Las costumbres de feudalismo y vasallaje, ya tratadas,
son las más importantes en el mundo de Pendragón. Las
leyes de la propiedad y el matrimonio, sin embargo,
también son vitales.
Patriarcado
Las leyes del patriarcado están basadas en modelos
romanas y reforzadas por las creencias tanto de la
tradición judeo-cristiana como de las tradiciones guerreras
germánicas. Estos tres sistemas sostienen a los hombres y
los asuntos masculinos como inherentemente más
importantes que las mujeres y los asuntos femeninos. La
propiedad pertenece al padre, o patriarca. Así, el sistema
se denomina patriarcal, en el que todos los asuntos de
importancia se resuelven alrededor del líder de la familia.
Las mujeres en este sistema están degradadas por la Iglesia y disminuidas por el sistema legal. Son prometidas como compromiso de amistad entre dos hombres que podrían ser aliados. Su único poder proviene de la supervisión de la casa y las tierras familiares.
Las mujeres en este sistema están degradadas por la Iglesia y disminuidas por el sistema legal. Son prometidas como compromiso de amistad entre dos hombres que podrían ser aliados. Su único poder proviene de la supervisión de la casa y las tierras familiares.
Matrimonio y Herencia
El matrimonio es una institución sagrada y legal que
se supone asegura ciertos derechos de herencia para todos
los miembros relacionados. Está sancionado y bendecido
por la Iglesia y reconocido por todas las autoridades
gubernamentales. El divorcio no está permitido.
Ten en cuenta que no hay absolutamente ningún requisito emocional para el matrimonio. Es un acto totalmente político, con poca preocupación evidente por los sentimientos individuales. Así, no es sorprendente que tanto hombres como mujeres busquen el amor, expresión emocional y satisfacción en aventuras extramatrimoniales. Estas aventuras finalmente adquieren autorización no oficial en las Cortes del Amor, donde el arte del fine amor es desarrollado y practicado.
Ten en cuenta que no hay absolutamente ningún requisito emocional para el matrimonio. Es un acto totalmente político, con poca preocupación evidente por los sentimientos individuales. Así, no es sorprendente que tanto hombres como mujeres busquen el amor, expresión emocional y satisfacción en aventuras extramatrimoniales. Estas aventuras finalmente adquieren autorización no oficial en las Cortes del Amor, donde el arte del fine amor es desarrollado y practicado.
Reglas del Matrimonio
En el matrimonio, una mujer deja sus relaciones de
sangre y reside con su marido, uniéndose junto a sus
niños a la familia de él. Una función crítica del
matrimonio es producir un heredero (un hijo es
ampliamente preferible) que pueda obtener el control de
las propiedades tanto del padre como de la madre, como
se ordena por ley.
Dicha fidelidad no se esperaba, sin embargo, o al
menos no era la esperada por parte de los hombres
casados. La ahora infame “doble moral” estaba en su
apogeo. Las mujeres podían ser ejecutadas por tener un
amante, pero los hombres eran, al menos en ciertos
círculos, admirados por su capacidad para engendrar
hijos en numerosas mujeres.
El matrimonio es una institución legal y los hijos
nacidos de una pareja legalmente casada son legitimate, o
“dentro de la ley”, y pueden heredar cosas sin problemas
o dudas. Los hijos nacidos fuera del matrimonio son
ilegítimos, comúnmente llamados bastardos (ver
Ilegitimidad, más abajo). El matrimonio también sirve
para aumentar las propiedades y normalmente se arregla
con fines políticos; en raras ocasiones sin embargo,
también sirve a las necesidades emocionales.
En general, el matrimonio y el amor son asuntos totalmente separadas para la mayoría de las parejas medievales. Muchos matrimonios son concertados y algunas parejas se ven el uno al otro por primera vez el día de su boda. Los ocasionales matrimonios felices inspiran a los bardos para escribir poesía, a los señores rencorosos para volverse celosos y crueles y a otros amantes para no desfallecer. La mayoría, sin embargo, no son tan cariñosos.
La fidelidad conyugal era un problema constante en la Edad Media. El deseo del señor por mantener su línea de sangre requería completa fidelidad por parte de su esposa y podían caer castigos temibles sobre ella por tener un amante. Los hombres de la iglesia, sirvientes de un celoso Dios Padre, tronaban constantemente acerca de la castidad desde sus púlpitos. Indudablemente, la mayoría de las mujeres seguían las normas sociales y permanecían fieles a su matrimonio sin amor, sólo para mantener las cosas sencillas y seguras.
En general, el matrimonio y el amor son asuntos totalmente separadas para la mayoría de las parejas medievales. Muchos matrimonios son concertados y algunas parejas se ven el uno al otro por primera vez el día de su boda. Los ocasionales matrimonios felices inspiran a los bardos para escribir poesía, a los señores rencorosos para volverse celosos y crueles y a otros amantes para no desfallecer. La mayoría, sin embargo, no son tan cariñosos.
La fidelidad conyugal era un problema constante en la Edad Media. El deseo del señor por mantener su línea de sangre requería completa fidelidad por parte de su esposa y podían caer castigos temibles sobre ella por tener un amante. Los hombres de la iglesia, sirvientes de un celoso Dios Padre, tronaban constantemente acerca de la castidad desde sus púlpitos. Indudablemente, la mayoría de las mujeres seguían las normas sociales y permanecían fieles a su matrimonio sin amor, sólo para mantener las cosas sencillas y seguras.
Bastardía
Muchos niños nacen fuera del matrimonio. Los
nobles parecen tener una especial tendencia a propagar
este vicio. Sus compañeras son a veces llamadas queridas,
concubinas, cortesanas o amantes y son frecuentemente
de una clase social significativamente inferior a la del
noble.
Los hijos de esos encuentros son ilegítimos o, dicho bastamente, “bastardos”. El problema no es conocer al padre de uno o no. A menudo los hijos saben bastante bien quién es su padre, pero ya que han nacido fuera del matrimonio tienen menos derechos que los hijos legítimos. Más importante, los hijos ilegítimos no tienen derecho a heredar ninguna propiedad de su padre.
Los hijos ilegítimos pueden ser legalmente adoptados y entonces se les permite heredar, pero sólo si no hay hijos legítimos vivos. Incluso entonces, otros familiares próximos al padre fallecido pueden desafiar esos derechos.
Los nobles, al menos los verdaderamente honorables, a menudo proporcionan ayuda a sus concubinas después de haberlas despedido. A veces, esas mujeres son casadas con uno de los criados del noble como recompensa por su lealtad. Las mujeres podrían incluso recibir propiedades valiosas para que sean después recibidas por el bastardo. Los padres nobles a menudo mantienen un ojo sobre sus hijos ilegítimos e incluso podrían usar su influencia para ayudar a sus hijos no reconocidos a avanzar más allá de la clase de su madre. Esta influencia puede ser bastante evidente. En muchos casos, los hijos ilegítimos ayudan a sus hermanos legítimos como criados leales.
Los hijos de esos encuentros son ilegítimos o, dicho bastamente, “bastardos”. El problema no es conocer al padre de uno o no. A menudo los hijos saben bastante bien quién es su padre, pero ya que han nacido fuera del matrimonio tienen menos derechos que los hijos legítimos. Más importante, los hijos ilegítimos no tienen derecho a heredar ninguna propiedad de su padre.
Los hijos ilegítimos pueden ser legalmente adoptados y entonces se les permite heredar, pero sólo si no hay hijos legítimos vivos. Incluso entonces, otros familiares próximos al padre fallecido pueden desafiar esos derechos.
Los nobles, al menos los verdaderamente honorables, a menudo proporcionan ayuda a sus concubinas después de haberlas despedido. A veces, esas mujeres son casadas con uno de los criados del noble como recompensa por su lealtad. Las mujeres podrían incluso recibir propiedades valiosas para que sean después recibidas por el bastardo. Los padres nobles a menudo mantienen un ojo sobre sus hijos ilegítimos e incluso podrían usar su influencia para ayudar a sus hijos no reconocidos a avanzar más allá de la clase de su madre. Esta influencia puede ser bastante evidente. En muchos casos, los hijos ilegítimos ayudan a sus hermanos legítimos como criados leales.
Divorcio
El divorcio es la disolución del vínculo sagrado del
matrimonio. Es una cuestión legal, pero más importante,
una cuestión religiosa. Sin embargo, las partes están tan
vinculadas entre sí, que nadie en la Edad Media conseguía
un divorcio legal sin la aprobación de la Iglesia (eso no
ocurrió hasta la llegada de Enrique VIII).
El divorcio sólo está permitido en casos de adulterio y consanguinidad. Adulterio significa que la mujer tiene o tuvo un amante; el término nunca es aplicable a los hombres. Ocasionalmente se conceden anulaciones en casos de consanguinidad — por ejemplo, la persona con la que estás casada está más próximamente emparentada de lo que creías originalmente. En general, los matrimonios entre cualquier persona más próximamente emparentados que primos terceros están prohibidos.
Probar la consanguinidad es una opción laboriosa y cara, normalmente disponible sólo a reyes o a otros que puedan permitirse el inmenso coste del procedimiento pontificio.
El divorcio sólo está permitido en casos de adulterio y consanguinidad. Adulterio significa que la mujer tiene o tuvo un amante; el término nunca es aplicable a los hombres. Ocasionalmente se conceden anulaciones en casos de consanguinidad — por ejemplo, la persona con la que estás casada está más próximamente emparentada de lo que creías originalmente. En general, los matrimonios entre cualquier persona más próximamente emparentados que primos terceros están prohibidos.
Probar la consanguinidad es una opción laboriosa y cara, normalmente disponible sólo a reyes o a otros que puedan permitirse el inmenso coste del procedimiento pontificio.
Herencia
Hay estrictas leyes gobernando la herencia. Estas leyes
pueden doblarse, pero no pueden romperse sin una
intervención considerable. Los grupos que defienden las
leyes son normalmente los familiares, que aspiran a heredar
la propiedad y el señor, que tiene mucho que decir sobre su
gobierno.
Las culturas Britanas de Pendragón siguen la costumbre de la primogenitura: el hijo mayor de su padre es elegido para ser el heredero. Como regla general, el mayor de los hijos recibe todo. Si el padre es rico, entonces los hijos más jóvenes reciben algo, aunque si son nombrados caballeros y sólo reciben conjuros de armadura, deberían estar agradecidos. Si un señor es muy rico, es más probable que deje pequeñas partes de la propiedad de su mujer a sus hijos menores, pero manteniendo su patrimonio intacto. Los Franceses Merovingios dividen sus bienes entre todos sus hijos, pero el resultado de esta práctica se ve en el empobrecido y anárquico estado de ese reino. La lección no se ha perdido entre los Britanos.
El hijo mayor también hereda el escudo de armas de su padre. Este escudo de armas es exactamente el mismo que el de su padre, pero con una pequeña marca llamada diferencia para mantenerlos separados durante tanto tiempo como vivan el padre y el hijo. La diferencia se establece por tradición como una franja horizontal con lengüetas hacia abajo. Aunque hay tradición de otras diferencias para hijos más jóvenes, también pueden elegir su propio escudo de armas. De nuevo, por tradición, estos son similares al de su padre.
Si no hay hijos, la hija mayor hereda la tierra, o la viuda puede retenerla. Hay bastantes oportunidades, sin embargo, de que otro hombre de parentesco cercano, lo reciba en su lugar. Los candidatos probables son el hermano del señor muerto o su hijo bastardo, o incluso su padre si todavía vive. En todos los casos, el señor de las tierras tiene algo que decir sobre quien recibe la propiedad en disputa. Si una mujer, ya sea hija, viuda o madre, retiene los derechos de propiedad, un señor siempre tiene la última palabra sobre con quién se casa.
Los testamentos pueden especificar las preferencias del titular de la propiedad a la hora de heredar. Tu hoja de personaje tiene un lugar para escribir un Heredero. Úsalo. El Director de Juego no tiene qué aceptar ningún testamento que no se haya registrado.
Sólo después de la guerra, los litigios son la actividad preferida por los señores, aunque pocos de nosotros deseamos jugar constantes disputas legales en nuestras partidas. Si las disputas legales aparecen, deberían solucionarse mediante juicio por combate, o ser confiadas al juicio del siguiente señor común superior — o quizás incluso al propio Pendragón.
Las culturas Britanas de Pendragón siguen la costumbre de la primogenitura: el hijo mayor de su padre es elegido para ser el heredero. Como regla general, el mayor de los hijos recibe todo. Si el padre es rico, entonces los hijos más jóvenes reciben algo, aunque si son nombrados caballeros y sólo reciben conjuros de armadura, deberían estar agradecidos. Si un señor es muy rico, es más probable que deje pequeñas partes de la propiedad de su mujer a sus hijos menores, pero manteniendo su patrimonio intacto. Los Franceses Merovingios dividen sus bienes entre todos sus hijos, pero el resultado de esta práctica se ve en el empobrecido y anárquico estado de ese reino. La lección no se ha perdido entre los Britanos.
El hijo mayor también hereda el escudo de armas de su padre. Este escudo de armas es exactamente el mismo que el de su padre, pero con una pequeña marca llamada diferencia para mantenerlos separados durante tanto tiempo como vivan el padre y el hijo. La diferencia se establece por tradición como una franja horizontal con lengüetas hacia abajo. Aunque hay tradición de otras diferencias para hijos más jóvenes, también pueden elegir su propio escudo de armas. De nuevo, por tradición, estos son similares al de su padre.
Si no hay hijos, la hija mayor hereda la tierra, o la viuda puede retenerla. Hay bastantes oportunidades, sin embargo, de que otro hombre de parentesco cercano, lo reciba en su lugar. Los candidatos probables son el hermano del señor muerto o su hijo bastardo, o incluso su padre si todavía vive. En todos los casos, el señor de las tierras tiene algo que decir sobre quien recibe la propiedad en disputa. Si una mujer, ya sea hija, viuda o madre, retiene los derechos de propiedad, un señor siempre tiene la última palabra sobre con quién se casa.
Los testamentos pueden especificar las preferencias del titular de la propiedad a la hora de heredar. Tu hoja de personaje tiene un lugar para escribir un Heredero. Úsalo. El Director de Juego no tiene qué aceptar ningún testamento que no se haya registrado.
Sólo después de la guerra, los litigios son la actividad preferida por los señores, aunque pocos de nosotros deseamos jugar constantes disputas legales en nuestras partidas. Si las disputas legales aparecen, deberían solucionarse mediante juicio por combate, o ser confiadas al juicio del siguiente señor común superior — o quizás incluso al propio Pendragón.
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