Dibujo

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"Una espada, una tierra, un Rey."

Religión: Cristianismo

Cristianismo


El cristianismo es la religión más extendida en el mundo Artúrico. La religión en la Edad Media era, sin embargo, muy diferente a la religión actual. Para captar el sentimiento y la actitud de la literatura medieval, es importante que los jugadores entiendan el punto de vista de sus personajes con respecto a la religión como miembros de la clase dirigente que son.

El cristianismo es la religión dominante en Britania y en Europa durante la era de Pendragon. Tu personaje sabe que existen distintas facciones cristianas en Europa. Dos distintas compiten en Britania en su afán por captar seguidores.

Incluso los creyentes más ignorantes conocen la información que hay bajo el epígrafe de Creencias. Los individuos más ilustrados -aquellos con Religión 6 o más, indicando a mayor puntuación mayor conocimiento- conocen partes del epígrafe de Historia, que se nutre de numerosas fuentes Britanas y da una amplia información a los jugadores. Y eso incluye muchos hechos que un forastero cuestionará (por ejemplo que Jesús estuviera alguna vez en Britania).


Creencias

En la Britania Artúrica conviven dos tipos de cristianismo. Uno es más antiguo, y llegó durante el primer siglo a.C. gracias a José de Arimatea. Se llama Cristianismo Britano. El segundo surge de la distante Roma, y se denomina Cristianismo Romano. Ambos tipos de cristianismo comparten una importante serie de creencias y tienen más en común entre ellas que con cualquier forma de Paganismo practicado fuera de Logres.

El cristianismo cree en un único Dios que creó el mundo y todo lo que contiene. Los primeros seres humanos fueron Adan y Eva. Como los humanos gozan de libre albedrío, muchos de los descendientes de Adan y Eva se alejaron de Dios y el mundo se corrompió.

Entonces Dios se manifestó como el Hijo de Dios para ofrecer la salvación al mundo. El Hijo de Dios, llamado Jesucristo, nació durante el mandato del Emperador Augusto en el reino de Judea. Tras  apenas escapar de la muerte cuando era un niño, creció como el hijo de un carpintero y su esposa, la Virgen María, en un pequeño pueblo de Judea. Cristo viajó un tiempo predicando sus enseñanzas, acompañado por sus seguidores más selectos, llamados los apóstoles. Permitió que le torturaran y le crucificaran, muriendo por la salvación de toda la humanidad. El día que murió se llama Viernes Santo.

Fue enterrado en la tumba de su tío, José de Arimatea, pero a los tres días se alzó de entre los muertos. Visitó a sus discípulos más allegados y les instruyó en su nueva religión. Cincuenta días tras la Pascua, el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles y les concedió el don de las lenguas, tras lo cual viajaron por todo el mundo predicando el milagro de la muerte de Cristo y su resurrección.

El sacrificio de Dios permitió a los humanos obtener la salvación eterna y así, tras la muerte, unirse a Dios en el Cielo. Sus adoradores pueden encontrar la salvación personal imitando la vida de Jesús y siguiendo Sus enseñanzas.

Los ritos de adoración más comunes se producen todos los domingos dentro de edificios llamados iglesias. El día más sagrado del año litúrgico es en Pascua, el día que Jesús se alzó de entre los muertos y se mostró como Hijo de Dios. Otro día importante es Pentecostes, conmemorando la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles cincuenta días tras la Pascua. Las Navidades son otras fiestas sagradas y conmemoran el nacimiento de Cristo en la ciudad de Jerusalén. Existen otros días sagrados, pero los listados son los más importantes.

Aunque mucha gente es analfabeta, la alfabetización (en latín) es común entre el clero y las escrituras cristianas son relativamente comunes, transcritas a mano por incontables monjes. Los fundamentos de la religión están recopilados en un libro llamado Biblia.

En el mundo cristiano los Santos son una figura muy conocida. Son personas excepcionalmente devotas que se les recompensa tras su muerte debido a su vida plenamente dedicada a Dios. Tienen el poder de interceder entre Dios y sus adoradores. El santo más conocido durante la Britania Artúrica es Santa María, la Madre de Dios.

A la celebración religiosa de cada domingo se le llama Misa, y mucha gente devota la celebra incluso más días entre semana. A los rituales sagrados se les llama sacramentos e incluyen: el Bautismo, que implica la entrada al seno de la religión; la Confesión, que perdona los pecados del penitente; la Comunión, que representa la unión con Dios y es el acto central de la Misa; el Matrimonio, que bendice la unión entre hombre y mujer; la Confirmación, que inicia a los miembros de la iglesia como Soldados de Cristo; la Orden Sacerdotal, cuando un hombre se convierte en sacerdote; y la Extrema Unción, dado a la muerte de una persona para garantizar su viaje al Cielo.


Historia

Jesucristo visitó Britania por vez primera durante sus "años perdidos" de su juventud y adolescencia, años que no están recogidos en la Biblia. Fue con su tío, José de Arimatea, un rico comerciante de estaño con contactos en la región de Cornualles. Jesús estudió y aprendió con los antiguos druidas, identificando su antigua sabiduría con el futuro Logos (esto es, la Palabra de Dios, encarnada en Jesucristo) del mundo.

Jesús regresó a su tierra natal para predicar y para sufrir a manos de la autoridad secular, que lo torturó y lo crucificó hasta que murió. Su fallecimiento cumplió muchas profecías antiguas. Fue enterrado en la tumba de su tío (José de Arimatea) y, a los tres días, resucitó de entre los muertos, visitó a sus discípulos más cercanos y los instruyó en su nueva religión. Desde allí partieron para difundir la Sagrada Palabra de la libertad y la salvación cristianas.

Los discípulos de Jesús fueron bendecidos con el regalo de las lenguas en Pentecostés y se repartieron por la tierra dando cuenta de las Buenas Nuevas de su religión a otras gentes. Sus enseñanzas se extendieron por muchas regiones, con variaciones que se adaptaban al entendimiento y capacidad de las gentes de cada región. Así, se extendieron por el mundo distintas formas de cristianismo.

José de Arimatea, que había prestado su tumba para el enterramiento temporal de Cristo, fue detenido, juzgado y encerrado en una torre por sus creencias. Fue puesto en libertad muchos años después, habiendo sobrevivido únicamente gracias a la presencia del Santo Grial.

Con un grupo de seguidores, abandonó su patria y emigró hacia el oeste hasta llegar en el 55 d.C. a Britania, donde se estableció. Erigió una capilla en Gastonbury y plantó un espino milagroso que florecía cada Navidad. Trajo muchas reliquias preciosas, incluyendo la Lanza de Longinos, que atravesó el costado de Jesús mientras estaba en la cruz y el Santo Grial, que fue el cáliz utilizado en la Última Cena y que más tarde recogió la preciosa sangre de Cristo en la crucifixión. Más tarde, la familia de José guardó estos objetos preciosos cuando se trasladaron de Glastonbury a otras regiones.

La victoriosa conquista de Britania por parte de los romanos comenzó en el 43 d.C. El Rey Carataco, un rey britano, organizó una resistencia generalizada, pero, al final, el poder militar y las traiciones de los romanos hicieron que fuera capturado. Fue llevado a Roma con su familia como parte del triunfo militar y, como dictaba la costumbre, fue conducido ante el Senado Romano para decir sus últimas palabras antes de ser decapitado. Tan lúcida fue la oratoria de Carataco que su nobleza conmovió al Senado, el cual modificó su veredicto habitual y le dejó vivir.

En Roma, el rey britano y su familia conocieron al apóstol Pedro y se convirtieron al cristianismo. Aunque a Carataco no se le permitía abandonar la ciudad imperial, su padre, llamado Bran el Bendito, y varios descendientes de Carataco sí regresaron a Britania para difundir la fe en el País Occidental.

Muchos conversos se convirtieron en Britania. En cierto momento, el Rey Lucio envió emisarios a Roma pidiendo que les mandaran maestros de la nueva religión que enseñaran a su pueblo. Los enviados papales, Fagan y Dyfan, se encontraron con una floreciente comunidad Cristiana Britana y descubrieron la antigua capilla de Glastonbury, donde establecieron un monasterio y comenzaron a fundir las ceremonias nativas con la educación mediterránea.

La mayor parte del Imperio Romano seguía siendo pagano. Según iba decayendo el Imperio, los cristianos y otras minorías se convirtieron en chivos expiatorios. En Britania, San Albano fue el primer mártir, asesinado en el 210 d.C. en la ciudad que ahora tiene su nombre y su tumba. Aaron y Julius fueron dos legionarios que se negaron a participar en sacrificios paganos y fueron martirizados en el 304 d.C. Pero, cuando las persecuciones de Diocleciano causaron matanzas a gran escala, los cristianos resultaron poco afectados, gracias principalmente a la protección que les ofreció la Princesa Elena hija del poderoso Rey Coel.

Esta Reina Elena fue muy influyente en su época. Se casó con un emperador romano y fue madre de otro, el más grande del cristianismo. En su vejez, fue la primera persona occidental que peregrinó a Tierra Santa. Allí descubrió la Verdadera Cruz y fundó una orden mundialmente famosa para ayudar a los peregrinos y a los pobres.

Constantino, un príncipe britano, era el hijo de Santa Elena y del Emperador Constancia Cloro, que fue asesinado por sus enemigos. El ejército occidental romano proclamó emperador al joven en Eburacum (York) en 306; a continuación, Constantino zarpó hacia el continente, donde se enfrentó a sus enemigos en muchas batallas desesperadas y reconquistó lentamente el imperio de su padre.

Al principio, el Emperador Constantino no era cristiano, sino un fiel seguidor de Sol Invictus, un culto henoteísta que trataba de englobar las numerosas religiones paganas bajo el gobierno del Sol Invencible. Pero, antes de una batalla desesperada en el puente de Milvian, Constantino vio en el cielo una gran cruz ardiente y juró aceptar a Cristo si ganaba la batalla. Ganó y se convirtió en el Emperador de Roma.

En 313, Constantino promulgó el edicto de Milán, que proclamaba la tolerancia oficial del gobierno sobre el cristianismo. Según continuaba su reinado, utilizó cada vez más el apoyo de la organización administrativa de la Iglesia cristiana. En 326, para demostrar su grandeza y establecer otro cuartel general para el Imperio, fundó Constantinopla. En 337, en su lecho de muerte, el Emperador Constantino el Grande se convirtió en su lecho de muerte y fue bautizado.

Los jefes eclesiásticos iban ocupando cargos imperiales y el cristianismo se convirtió en la religión estatal del Imperio Romano. La Iglesia absorbió los métodos burocráticos imperiales, asumió las responsabilidades de las funciones estatales y sufrió cambios dramáticos. La antigua doctrina de "Un Dios, una Iglesia" se amplió para convertirse en "Un Dios, una Iglesia, un Obispo", teniendo la primacía el Obispo de Roma, como Papa. La centralización aumentó, al igual que un control más severo de todas las Iglesias. Los padres de la Iglesia estandarizaron la Biblia del Nuevo Testamento, los sacramento y los días de fiesta. Según la Iglesia iba teniendo en sus manos más poder temporal, los dogmas y la ortodoxia fueron haciéndose cada vez más intolerantes hacia los cristianos no romanos.

En el momento en que la campaña de Pendragón comienza, la Iglesia Britana, como la mayoría de las demás, se resiste a entrar en la ortodoxia romana. Tenía su propia tradición, tan antigua como la romana y, además, no estaba corrompida por los que expurgaron los Evangelios. Tenía sus propios ideales, como la labor misionera que llevaban a cabo, incluso en esos primeros siglos. San Ninnian trabajó para convertir a los pictos del sur alrededor del 390, cuando fundó la Abadía de Whitethorn.

La filosofía local adquirió forma alrededor del 400 cuando un monje britano llamado Pelagio, "el Isleño", predicó en Roma sus peculiares doctrinas del Libre Albedrío. Su oponente teológico fue San Agustín de Hipona, un religioso responsable de gran parte de los dogmas católicos. En 418, Pelagio fue declarado hereje y desterrado, por lo que marchó a Oriente Medio. La mayoría de sus seguidores regresaron a Britania, donde la "herejía Pelagiana" siguió estando profundamente arraigada.

El Papa Celestino I envió a Britania a San Germano de Auxerre para combatir la herejía. Llegó en 429 y de nuevo más tarde en 443, ayudado en ambas ocasiones por Aurelio Ambrosio, el primer Pendragón. A pesar de ello los esfuerzos de Germano para abolir el Pelagianismo fueron en vano.

En 432, un alumno britano de Germano, de nombre Succat, posteriormente conocido como San Patricio, recibió la orden de ir a Irlanda para convertir a los paganos a la fe romana. La labor de Patricio tuvo éxito en parte, porque, aunque los habitantes se hicieron cristianos, no se hicieron cristianos romanos (de hecho, Irlanda mantuvo su cristianismo céltico hasta 1171, cuando el Papa vendió la isla al Rey Enrique II a cambio de los pagos atrasados de los impuestos de la Iglesia).

A pesar de los esfuerzos de Roma para denigrar el Pelagianismo britano y cambiar las creencias de sus gentes, la fe predominante en Britania es todavía "Semi-Pelagionista". Así, aunque existen numerosas iglesias y abadías muy jerarquizadas, muchos de sus fieles practican distintas formas de cristianismo britano. Y eso que la presencia del Santo Grial ha influido mucho en el país.

La jerarquía de Roma está presente en la persona de San Dubricus, que es el arzobispo mayor de Britania antes del reinado de Arturo y en sus primeros años. Su sede está en la ciudad romana de Carlion.


Diferencias y Similitudes

La Iglesia Britana siempre tuvo un carácter propio, debido a la mezcla inicial de las creencias druídicas con su cristianismo. Hay pruebas de esto en la tonsura especial que adoptaban los monjes. En el método romano, se afeita la parte superior de la cabeza, mientras que en el método britano se afeita la parte delantera de la cabeza, de oreja a oreja, dejando sólo un mechón en la frente.

Otro conflicto importante es el tema de la autoridad centralizada. La Iglesia Britana siempre opinó que los abades, que supervisaban los monasterios, eran más importantes que los obispos, la función de los cuales era meramente nombrar nuevos sacerdotes. Además, para la Iglesia Britana, la persona que debía nombrar a los abades y obispos era el rey local. Al contrario que la Iglesia Romana, que sólo reconocía como legítima la autoridad romana para nombrar obispos, los cuales tenían autoridad sobre los abades locales.

En la Iglesia Britana, un monasterio siempre estaba asociado a una tribu o clan, y el cargo de abad se perpetuaba entre los descendientes de su familia. Su líder se llamaba designado, y actuaba tanto como líder espiritual como material para su enclave. El designado podía ser un abad u obispo, sin embargo, no era leal a la jerarquía eclesiástica, sino a la tribu o clan local que le concedieron la tierra.

Otro hecho más importante que los anteriores es que existe una disputa entre la Iglesia Britana y la Romana relativa a la fecha de la Pascua. La base racional de esta disputa es demasiado esotérica para tratarla aquí, pero ya que la Pascua representa el día más sagrado para ambas iglesias esta discusión tuvo gran peso en las rencillas.

Finalmente, el Pelagianismo y Semi-Pelagionismo mantienen disputas con muchos de los nuevos dogmas de Roma. Los aspectos claves defendidos por los Pelagianos comprendían la creencia de que toda persona, pagana o cristiana, era responsable de su propia conducta; que la humanidad no estaba maldita por el Pecado Original y que, por ende, era intrínsecamente buena; que todo hombre tiene derecho a equivocarse; y que el bautismo no era necesario para la salvación. Dio especial importancia a la pobreza del clero y a la justicia social. Todas estas cosas iban en contra del dogma de Roma.

Sin embargo, a pesar de sus diferencias y del hecho de que el cristianismo no estaba cimentado en una única iglesia, es cierto que unía a Britania y a la civilización occidental frente a otras religiones. De hecho, el cristianismo es uno de los factores que comparten todas las gentes europeas (el sistema feudal de clases es el otro). Una persona podía viajar desde el oeste de Irlanda al este de Italia, y del norte de Alemania al sur de España y encontrar en todas partes la creencia en el sacrificio y la resurrección de Jesucristo; aunque las ceremonias, los días sagrados y ciertos aspectos morales podían diferir de un sitio a otro.


La Iglesia Buena y la Iglesia Mala

La influencia real de la Iglesia sobre el resto de la sociedad en la Edad Medio varió tremendamente durante las dos épocas que abarca Pendragón. En el siglo VI, la Iglesia estaba ocupada consolidando su posición como Iglesia única y aclarado su creencias en forma de dogmas. En el siglo XIII, los mismos dogmas estaban estrangulando a la Iglesia y al resto de Europa hasta casi causar su muerte al tratar el Papa de gobernar la política a la vez que la religión.

Naturalmente, este crecimiento del poder terrenal ofendió a muchas personas cuyas tradiciones y privilegios estaban siendo mermados, de los que los más destacados fueron los nobles y los caballeros. El conflicto, sobre todo a medida que la Iglesia fue entrando en el reino terrenal, era inevitable. Por ejemplo, es oportuno hacer notar aquí que todas las Vidas de Santos en las que aparece el Rey Arturo lo retratan con considerable hostilidad y rigor.

A pesar de eso, las actitudes religiosas en la literatura artúrica varían mucho y ninguno de los caballeros buenos devuelven abiertamente este tipo de hostilidad. Los caballeros menos religiosos únicamente desatienden sus obligaciones espirituales, aunque a lo largo de la Historia muchos fueron más allá y saquearon las abadías ricas, sobre todo durante guerras en el extranjero. La mayoría de los caballeros de los relatos literarios asisten a misa más o menos regularmente, pero parecen mostrar en mayor grado su interés espiritual cuando juran votos o blasfeman. Los caballeros más religiosos son fanáticos, aunque busquen una forma de cristianismo oficialmente inaceptable en el Santo Grial.

En lugar de juzgar el pasado, Pendragón presenta las dos versiones de la Iglesia. El director de juego elegirá qué proporción de cada una se aplica a su campaña:

LA IGLESIA BUENA
  • La Iglesia ha hecho un bien ilimitado a la humanidad.
  • La Iglesia es la organización principal dentro de la cual los plebeyos pueden ascender desde sus orígenes humildes hasta una posición en la que puedan aplicar su talento.
  • La Iglesia es la única institución que promueve la educación, tanto para sí misma como para los demás. Ha preservado el conocimiento de los antiguos.
  • La Iglesia ofrece protección y paz en una época violenta y brutal. Los religiosos piden continuamente piedad para sus seguidores contra la violencia y hostilidad de los caballeros y señores.
  • La Iglesia ayuda a los pobres, los viejos y a las personas sin hogar.
  • Los sacerdotes son servidores abnegados del Señor que se esfuerzan por cumplir las exigencias de su fe y ayudar al bienestar de su gente.
  • Por último, sólo la Iglesia puede ofrecer un verdadero consuelo a los que sufren, ofreciéndoles la Salvación del Alma Inmortal.

LA IGLESIA MALA
  • La Iglesia ha hecho un daño ilimitado a la humanidad.
  • En el nombre de Dios, se ha perpetuado para controlar todos los aspectos de la existencia de la humanidad.
  • Es una organización materialista y codiciosa, interesada sólo en enriquecerse y enriquecer a sus sacerdotes a costa de todos los demás.
  • Es la principal de las organizaciones hipócritas conocidas, vendiendo y comprando la espiritualidad como si fuera pan.
  • Los sacerdotes son hombres embusteros y avaros que no se creen sus propios sermones y sólo están interesados en enriquecerse y en ampliar la influencia de la Iglesia para su propio beneficio. Venden espiritualidad e indulgencias en vez de cumplir el orden espiritual correcto.

La guerra y la Iglesia

La filosofía medieval luchó con las doctrinas que parecían prohibir la guerra: el quinto mandamiento dice  "no matarás". Los filósofos lucharon con los problemas de la pasividad ante los señores crueles, los opresores extranjeros y los invasores paganos y elaboraron tres doctrinas interesantes: la Paz y Tregua de Dios, la Guerra Justa y las Cruzadas.

LA PAZ Y TREGUA DE DIOS

Esta doctrina, denominada Treus Dei, ordena a todos los hombres deponer deponer las armas en periodos de tiempo concretos. Sus orígenes son tan antiguos que son desconocidos. En los principios de la historia, la Iglesia afirmó que los caballeros debían protección a las iglesias y los clérigos, sobre todo, pero también a los comerciantes y a los campesinos, incluyendo sus propiedades, fuesen éstas molinos, viñedos, ganado o mercancías comerciales.

El concepto enfrente claramente a la Iglesia contra la moralidad de su época y da un ejemplo sobresaliente de la influencia positiva de la Iglesia durante los horrores de las Edades Bárbaras.

Se prohibían los combates en todas las grandes festividades y también desde el crepúsculo del viernes hasta el alba del lunes y en todas las fiestas de la Iglesia. Se vedaba expresamente dañar a ningún miembro o propiedad de la Iglesia, así como a los campesinos y mercaderes protegidos y a sus medios de vida.

La tregua declarada en el sur de Francia en 1027 amplió su protección desde la puesta del sol del miércoles hasta el amanecer del lunes, incluyendo una vigilia estricta que debía guardarse cada domingo. En 1054 estas reglas se hicieron sagradas con su aprobación en el Concilio de Narbona.

La tregua sugería también que todos los caballeros en guerra deberían someterse después de la batalla a una penitencia de 40 días para purificarse del estigma de la muerte. Durante este tiempo, la oración y el ayuno debían sustituir las prácticas militares.

Era imposible obligar al cumplimiento de estas normas. La Iglesia esperaba que los nobles las cumplieran por propia iniciativa, lo cual era pedirles mucho. Se conocen pocas ocasiones en las que se suspendieran las hostilidades durante un día sagrado y, de aquellas situaciones en que se sabe que así se hizo, varias eran tretas para que uno de los bandos relajara sus defensas.

La Iglesia también trató de controlar los torneos. Éstos eran más fáciles de controlar, ya que eran acontecimientos deportivos en los que estaba en juego algo menos importante que en una guerra. Comenzaban el viernes, con ceremonias formales que proseguían durante todo el fin de semana; los combate empezaban la mañana del lunes. Varias veces, la Iglesia trató de prohibir los torneos (al igual que hicieron muchos reyes), pero siempre fracasaron.

Indudablemente, el mundo ideal de Pendragón ofrecerá oportunidades a los caballeros de buena voluntad de imponerse esta tregua sobre sí mismos y quizá sobre los demás. Esto sería un acto de devoción y el personaje que actúe así se merece una marca de experiencia.


LA GUERRA JUSTA

San Ambrosio y San Agustín (ambos grandes creadores de dogmas católicos) establecieron el concepto de la Guerra Justa a finales del siglo IV. Santo Tomás de Aquino y otros elaboraron el concepto en mayor detalle. San Agustín trató de aclarar la situación a los que aún tenían dudas sobre este tema. Dijo que al matar, lo que realmente importa es la intención en los corazones de los combatientes. Si aman a sus enemigos mientras los masacran, todo es perdonable.

Una Guerra Justa es aquella cuya moralidad ha sido aprobada por la Iglesia. Deben cumplirse unos criterios estrictos. Si se verifican todas las condiciones, la guerra es aceptable.

1. ¿Es justa la causa? ¿Hay perjuicios claros que reparar? Debe estar perfectamente claro cuál es el bando culpable o, si no, se corre el riesgo de que la guerra sea considerada injusta. Un daño supuesto no es suficiente. Los reyes medievales pagaban generosamente a sus filósofos para que descubriesen que la justicia estaba de su parte.

2. ¿Se han realizado todos los esfuerzos razonables antes de recurrir al derramamiento de sangre? La guerra es el último recurso. Antes de que una guerra pueda considerarse justa, deben haberse intentado todos los medios pacíficos.

3. ¿Declarará la guerra una autoridad legítima? Normalmente, una "autoridad legítima" quería decir el rey o al menos un noble de alto rango que tuviera el derecho de declarar la guerra. Podría ser un obispo, príncipe, duque, etc.

4. ¿Se llevará a cabo la guerra exclusivamente por medios honorables e íntegros? Esta condición sólo insiste en que se utilicen los medios honorables habituales. Así, se esperaba que se cumpliese la treus dei, que se ofreciese la tregua de 40 días, etc. Ahorcar a los miembros de una guarnición que se hubiera negado a rendirse seguía siendo aceptable. Ningún requisito exigía que el ejército hiciese algo distinto de la moralidad normal de la época.

5. ¿El daño que probablemente se provocará es menor que el perjuicio inicial? Después de todo, si la guerra no va a hacer otra cosa que aumentar los gastos de los combatientes, no hay razón para iniciarla.

6. ¿Es probable el éxito? El fracaso es una medida del juicio de Dios. Si la probabilidad de éxito es nula, al parecer Dios ya ha juzgado el suceso de antemano.


LAS CRUZADAS

El Papa Urbano II convocó la primera cruzada en 1095. Las cruzadas ofrecían al caballero cristiano la oportunidad de cumplir sus obligaciones castrenses en favor de la causa más alta posible: el servicio de Dios. El Papa estaba a favor de ello, pues hacía que los belicosos príncipes cristianos detuviesen los enfrentamientos mutuos y trabajasen en armonía para liberar Tierra Santa. Frecuentemente, los reyes las apoyaban porque libraba su país de unos vasallos pendencieros y problemáticos. Los caballeros estaban a favor de ellas porque convertirse en cruzados los absolvía de los compromisos anteriores y les garantizaba un lugar en el paraíso si morían combatiendo. La plebe estaba contenta porque las cruzadas libraban de los señores combativos.

Una guerra por Dios hace que las reglas del combate sean especiales. Como es una causa religiosa, se aplican condiciones distintas. Lo más importante es que una causa religiosa no permite acuerdos con el enemigo. Más aún, los medios deshonrosos son excusables contra infieles. Una guerra santa exime a los hombres de la moralidad normal. Muchos cruzados asumieron incondicionalmente este código sanguinario, como en la matanza de ciudadanos inocentes cuando Jerusalén fue liberada.

No todos los cruzados eran tan crueles. El Rey Ricardo Corazón de León trató como su igual a su rival, Saladino, y consiguió algunos de los mayores éxitos de la cristiandad en Oriente Medio. Otros caballeros hicieron lo mismo, aunque no consiguieron tanto.

Ninguna cruzada tuvo lugar durante la época histórica del siglo VI, cuando reinó el Rey Arturo, y las cruzadas juegan un papel muy pequeño en la literatura artúrica. No obstante, las cruzadas eran una parte tan importante de la vida medieval que hay que considerarlas con vistas al juego. Las cruzadas daban a los caballeros normales una oportunidad de cumplir los ideales supremos tanto de sus creencias militares como religiosas. Ofrecían aventuras, botines, ocasiones de prosperar y fama.

La influencia de las Cruzadas es evidente sólo en una fuente literaria. Perlesvaus, o la Historia del Santo Grial es un relato artúrico que sirve de paradigma del estilo de vida y la actitud de las cruzadas. En él, Sir Perlesvaus se esfuerza denodadamente por rescatar su familia de manos de sus enemigos y por salvar al Rey Pescador de las malvadas garras del Rey del Castillo Mortal. Perlesvaus no muestra misericordia ni compasión por sus adversarios, decidido hasta la muerta a instaurar la Nueva Ley para sustituir a la corrupta Antigua Ley. Sus aventuras parecen tener lugar principalmente en las islas Britanas.

Como consecuencia lógica de actuar con los conceptos importantes de Pendragón, no se recalca más la idea de las cruzadas. El Rey Arturo no va a realizar ningún viaje a Tierra Santa. El énfasis espiritual está en la búsqueda del Grial, no en las cruzadas.

La mayoría de las aventuras de una campaña de Pendragón tendrán lugar lejos de la corte, donde los caballeros de los jugadores tendrán ocasión de conseguir fama y gloria que les haga iguales de los grandes caballeros. Las cruzadas podrían dar un marco de acción para años de aventuras.


Lugares de interés cristiano

AMESBURY
Logres, en la Llanura de Salisbury
Aquí se fundaron un gran monasterio y un convento gracias a las tierras cedidas por Aurelio Ambrosio, el primer Pendragón, tío del Rey Arturo, el cual ha continuado apoyando la causa. Es sede de uno de los tres Coros Perpetuos de Britania, en el que los monjes cantan la Santa Misa sin cesar, día y noche. Aquí será donde se retire la Reina Ginebra, al final de la vida de Arturo.

CANTERBURY
Kent
Esta ciudad se convierte en la ciudad religiosa más famosa de Inglaterra a la llegada de San Agustín, mucho después de la época del Rey Arturo. Se convierte en un centro famoso de peregrinación más tarde. Durante la época del juego, Canterbury no es ni siquiera una sede obispal. Siempre que en algún material de consulta artúrico, leas "Canterbury", supón que dicen "Carlion".

CARBONEK
Situación oculta
También llamado el Castillo de las Maravillas, este castillo guarda el Santo Grial. Allí reside el Rey del Grial, sus caballeros y sus doncellas, todos los cuales sirven al Grial y aguardan el regreso del Salvador para que cure al rey lisiado. El castillo está protegido por una poderosa magia y, a veces, parece moverse por todo el país.

CARLION-ON-USK
Escavalon
Esta ciudad romana es ahora sede arzobispal de Roma. Tiene dos iglesias famosas en honor de los mártires Aaron y Julius. La Iglesia de San Aaron está bajo el cuidado del monasterio dirigido por el arzobispo; éste monasterio es un famoso centro de enseñanza cuyos astrólogos aconsejan al rey. La iglesia de San Julius es sede de un Coro Perpetuo en el que los monjes cantan la Santa Misa día y noche.

CATEDRAL DE SAN PABLO
Londres
Esta iglesia, la mayor y más famosa de Britania, recibe su nombre del apóstol que viajó al oeste con la Buena Nueva del evangelio. Muchos creen que visitó Britania.

CATEDRAL DE SAN ESTEBAN
Camelot
Es la catedral de Camelot aunque no existe al comienzo de la campaña. Su tragaluz más alto es una vidriera que representa una pesadilla del Rey Arturo, donde aparecen serpientes que salen de un horrible wyrm. El significado de este sueño es desconocido.

GLASTONBURY
Logres, Somerset, en las marismas de Avalon
En esta ciudad está el primer lugar de culto en Britania, una choza de juncos en una colina que construyó José de Arimatea o Jesucristo en persona. Aquí crece el misterioso Espino de Navidad, que florece cada Navidad. El monasterio que hay aquí fue fundado por San Patricio, que se detuvo aquí antes de partir hacia Irlanda y organizó a los ermitaños de la región dentro de una abadía. A veces, esta abadía es denominada la Abadía Negra, a causa de los monjes negros (benedictinos) que viven en ella.

MENYW
Menevia, Estregales
Aquí se alza el primer monasterio de Britania, fundado por Dewi después de su regreso de Tierra Santa. Después de que Dewi sea nombrado arzobispo (en una fase posterior de la campaña), será también la sede de ese cargo.

TUMBA DE SAN ALBANO
Logres, ciudad de San Albano
El primer mártir de la isla murió aquí hace trescientos años (alrededor del 210) y fue enterrado aquí. La tumba es uno de los lugares de peregrinación más populares de Britania. Hay un manantial cerca que se dice que posee propiedades curativas.





Organizaciones

En la Britania de los tiempos de Uther se conocen varias organizaciones religiosas, incluyendo algunas órdenes monásticas.


MONJES NEGROSBENEDICTINOS
Conocidos como los Monjes Negros por el color de sus hábitos fueron los primeros en establecer los votos de pobreza, castidad y obediencia (los votos monásticos). La orden es muy antigua, hace hincapié en la vida comunitaria y sus beneficios espirituales y atrae a personas cultas de clase alta. Tienen monasterios en la mayoría de ciudades y a menudo proporcionan escribas a los señores necesitados de sus habilidades matemáticas y de escritura.

MONJES BLANCOS, CISTERCIENSES
La orden jura los votos monásticos pero hace hincapié en la soledad: sus monasterios suelen estar en regiones aisladas. La orden se opone a los ingresos feudales, por lo que no suele tenerlos, lo que les granjea que generalmente se les otorgue tierras pobres y estériles. Sus miembros se componen sobre todo de campesinos, aunque su liderazgo recae en gente de noble cuna.

MONJES MARRONES
Los Monjes Marrones son una orden monástica perteneciente a la iglesia nativa britana. Disponen de muchas abadías a lo largo de todo el país. Portan un hábito marrón y la distintiva tonsura céltica.

SACERDOTES ROMANOS
Las iglesias de la Iglesia Romana son dirigidas por sacerdotes que han sido formados en una catedral cercana. Allí aprenden la fe, creencias, ritos, prácticas y otras facetas que les convierten en pastores para su rebaño de fieles. Portan el tradicional vestuario de su oficio aunque no llevan tonsura. Dirigen para su comunidad el rito de la Santa Misa.

MAESTROS BRITANOS
La Iglesia Britana posee Maestros que conducen sus rituales y ceremonias. Han sido formados o bien en la propia iglesia donde ejercen su cargo o, más recientemente, en una catedral. Las mujeres pueden ser Maestras y muchas iglesias disponen de algunas. La ceremonia se centra en la comunión, no en el sacrificio y en el centro de la mesa donde el Maestro dirige el servicio hay una cruz y a su lado un cáliz sagrado. Visten hábitos marrones de diferentes estilos y no llevan tonsura.


Grados y títulos de la Iglesia

Abad: Un abad es el jefe de un monasterio. Puede ser un sacerdote o no. La lealtad del abad es al noble de su región, no al obispo local.

Abadesa: Esta mujer es responsable de una casa de mujeres religiosas denominada convento. Los conventos suelen estar asociados con un monasterio cercano, cuyo abad recibe la lealtad de la ababesa.

Arzobispo: Los arzobispos reciben la lealtad de sus obispos. En Britania, tres arzobispos supervisan su bienestar espiritual; sus sedes están en Londres, Eburacum y Carlion (más tarde en Menevia). El arzobispo de ésta última archidiócesis es el de mayor rango de los tres.

Cardenal: Un cardenal es un obispo que ha sido elegido para pertenecer a un cargo importante en la iglesia. Debe vivir en Roma y es responsable de elegir al nuevo Papa siempre que sea necesario; también se le puede asignar la responsabilidad de algún asunto eclesial importante. En este último caso es investido con los poderes de Legado Papal.

Cenobita: Es un monje que vive en comunidad, en contraposición a los ermitaños o anacoretas que viven en soledad.

Ermitaño: Cualquiera que viva una vida aislada dedicado a la oración y a la contemplación puede recibir el nombre de ermitaño. Existen muchos tipos. Algunos, como la tía de Perceval, se encierran en una caja y nunca salen de ella y reciben el nombre de anacoretas. Algunos son monjes y sacerdotes, mientras que otros son seglares. Frecuentemente, los caballeros se retiran para hacerse monjes y, en algunos casos, parecen adoptar el título de ermitaño y viven una temporada en tierras deshabitadas, volviendo después a sus castillos.

Fraile: Es un miembro de una orden religiosa que combina aspectos de la vida monástica con un monasterio activo en el mundo. Los frailes constituyen las "órdenes mendicantes", que dan especial importancia a la pobreza comunitaria. De las órdenes principales, una aparece con regularidad en Pendragón: los frailes grises, o Frailes Menores Franciscanos.

Hermana: Una mujer puede entrar en una orden religiosa. Las hermanas se diferencian de las monjas en que sólo han tomado "votos simples". Entre ellas están las Hermanas de la Caridad, de la Misericordia, del Sagrado Corazón, de Nazaret, de San José y las Hermanitas de los Pobres.

Monja: Una mujer que se retira a una vida de religión es una monja. (Aunque algunas prácticas célticas permitían que la mujer ayudara en el ritual de la Misa, no se permite que una mujer se haga sacerdote). Las monjas se diferencian de las Hermanas en que han tomado un "voto solemne". Entre las órdenes de monjas se encuentran: las canonesas agustinas, las benedictinas, las clarisas de los pobres, las carmelitas y las ursulinas.

Monje: Un monje es un hombre que vive en una comunidad religiosa bajo votos de castidad, pobreza y obediencia, participando principalmente en ceremonias de adoración comunitaria y autoperfeccionamiento. Otras tareas dependen de la orden y de la persona. En la época del Rey Arturo, no todos los monjes son sacerdotes. Existen muchas órdenes diferentes, pero los más conocidos son los Monjes Blancos (cistercienses) y los Monjes Negros (benedictinos).

Papa: El Arzobispo de Roma, Heredero de San Pedro, recibe además el título de Papa. Es la máxima autoridad de la religión Católica Romana. Todos los arzobispos le deben lealtad. Durante el reinado de Arturo, once hombres ocupan sucesivamente el cargo.

Sacerdote: La persona religiosa básica en la fe cristiana es el sacerdote, que sirve de intermediario entre el hombre y Dios. Administra todos los sacramentos, servicios y la salvación.


La canonización

Los santos son hombres o mujeres cuyas vidas dan ejemplo de las virtudes enseñadas por Jesucristo. Muchos santos sufren una muerte violenta por su fe, por lo que son llamados Mártires. Los santos que mueren normalmente reciben el nombre de Confesores. Los tiempos difíciles de la Britania del siglo VI motivaron la canonización de muchos santos. Este suceso supera las esperanzas de los personajes, pero el proceso es instructivo.

La cualidad de la santidad se otorga póstumamente, para reconocer la grandeza de la vida de una persona. Sólo se puede canonizar a las personas muertas. Sin embargo, existen pruebas de que algunos religiosos británicos del siglo VI recibieron el apelativo de santos mientras aún vivían. La palabra latina "sanctus" quiere decir sencillamente "bendito" o "sagrado".

La canonización exige que el candidato haya realizado tres milagros durante su vida y tres más deben haber tenido lugar después de la muerte, preferiblemente en su lugar de internamiento o mediante el uso de una reliquia. Mientras vivía, la persona pudo haber dirigido o fundado un monasterio o iglesia donde suelen descansar sus restos. Cuando una autoridad eclesiástica reconoce los milagros y asigna una festividad, el proceso está completo y el santo ha sido proclamado.

La canonización puede ser formal o informal. Si fue un obispo o arzobispo de la región quien aprobó la canonización, ésta es informal. Si el Papa otorga la santidad, es formal. La mayoría de los santos britanos fueron canonizados informalmente. La canonización formal no otorga una posición especial, salvo el mayor honor del reconocimiento papal.


Santos vivos

Muchos hombres (y mujeres) que vivían en la época de Arturo llegaron a ser considerados santos durante sus vidas. He aquí algunos de los más conocidos, incluyendo aquellos en cuyas historias aparece el Rey Arturo.


Cadoc: Este amable anciano da ejemplo del corazón del cristianismo céltico en la Britania artúrica. Reconoce a Dios en todas las cosas, al igual que en el hombre. Decide servir y no juzgar. Reconoce la falibilidad humana y tolera el pelagianismo herético. Su centro es el monasterio de Llarcarfan en Escavalon. Está versado en el arte de la Ilusión.

Carannog: Este santo se relacionó con el Rey Arturo muchos años antes, cuando recorrió el mar a la deriva encima de un altar, jurando predicar donde quedase varado. El Rey Arturo encontró el altar y trató de usarlo como mesa, pero, cada vez que lo intentaba, todo saltaba por los aires. Carannog recuperó este altar después de derrotar a un dragón en Somerset, donde el rey le otorgó tierras en Carhampton por su hazaña.

Collen: Este santo, que en tiempos fue un ermitaño en Glastonbury, recibió una vez la llamada de Gwynn ap Nudd, el gobernante de Annwn, una zona del Otro Lado. Venció allí a los poderes paganos y consiguió hacer del lugar una fortaleza cristiana. Recientemente fundó el monasterio de Llangollen.

Dewi: Dewi (David) procede de Henfynew (en Powys), de una familia muy religiosa. Hace muchos años, peregrinó a Tierra Santa y regresó con reliquias sagradas, incluyendo el altar que Cristo usó en la Última Cena y un trozo de la Verdadera Cruz. Lo más importante es que trajo el deseo de establecer en su patria la tradición monástica de los ermitaños del desierto. Instituyó un sistema de monacato riguroso basado en la orden de San Benito, sin tener en cuenta el hecho de que un régimen aceptable en un clima desértico es terrible en el frío y húmedo Gales. Le pusieron el apodo de "el Aguador" porque prohibió todas las bebidas alcohólicas en su orden. Su orden ha atraído muchos seguidores y se ha difundido desde su rincón de Gales hasta Irlanda, Cumbria, Cornualles y Bretaña. Es un cristiano romano y, tras la muerte de Dubricus, se convertirá en el Arzobispo de Britania.

Dubricus: Dubricus es el Arzobispo de Britania cuando empieza la campaña y durante muchos más años. Ungió al Rey Uther y ungirá a Arturo también. Vive en Carlion.

Gildas: Este predicador, de una personalidad incendiaria, nos ha dejado uno de sus vehementes discursos condenando a sus feligreses, en el que afirma que la invasión sajona estaba causada por sus costumbres pecaminosas. Tildas fue estudiante de Illtud y sus actividades tuvieron lugar principalmente en Cambria durante su juventud y madurez. Debido a una rencilla de familias, en la cual Arturo mató al hermano de Gildas (un hombre traidor y deshonesto), Gildas es enemigo de Arturo. No obstante, en uno de los relatos del rapto de Ginebra, se dice que Gildas negoció su liberación. Posteriormente, Gildas fue a Bretaña, asentándose en la isla de Rhun, en la Bahía de Morbihan.

Illtud: Uno de los monjes más influyentes de la época, Illtud fue maestro de los Santos Gildas, Sansón y Pablo Aurelion, así como de nobles de su época. Era un caballero del distrito de Brecknock (en la parte meridional de las montañas cambrianas), que ingresó en la iglesia después de que un accidente de caza causara la muerte de muchos de sus amigos. Fundó Llanilltud Fawr (hoy, Llanwit Major, en Glamorgan) y, a pesar de la opresión de los nobles, su comunidad prosperó tanto que durante una hambruna, pudo incluso llevar a Bretaña barcos llenos de grano.

Sansón: Este santo nació en Cambria y desde su juventud se dedicó a la Iglesia. San Illtud le enseñó. El escenario de la actividad de Sansón fue al principio la Isla de Caldey (Ynys Byr, Pembrokeshire), donde fundó un monasterio. Viajó a Irlanda alrededor de esta época, donde obtuvo un carro que usó para viajar. Posteriormente, abandonó su comunidad con un puñado de seguidores y viajó por Cornualles convirtiendo a los paganos y fundando iglesias. Zarpó hacia Bretaña, donde fundó varios monasterios, el más importante en Dol. Visitó las Islas del Canal, las Islas Sorlingues y llegó a Francia, cuyo rey le nombró obispo de Dol, que es ahora su lugar principal de actividad.


Vasallos de la Iglesia

En Britania, la Iglesia posee muchas tierras. Un caballero jugador puede ser incluso un vasallo o un caballero mantenido de un abad o del obispo más cercano. ¿Qué significa esto, en el juego? Nada.

El hecho de que un miembro de la Iglesia sea señor de la tierra no cambia ninguna de las obligaciones normales del caballero. De hecho, el obispo u abad actuará normalmente en todos los aspectos como si fuera un conde, pues ésa es exactamente la función que está desempeñando.

Incluso durante la Edad Media, el único efecto real que tuvo el vasallaje a la Iglesia fue que ciertos crímenes tenían más posibilidades de ser juzgados por un Tribunal Eclesiástico y no por el Tribunal Real. En tales casos, los juicios fueron coherentes: la corte decidía lo que beneficiaba más a la Iglesia. Por ejemplo, no era infrecuente que, en una disputa de tierras, la Iglesia se quedara con la tierra.

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